Eduardo Izquierdo tiene 35 años y es agricultor desde hace ocho. Su trabajo lo realiza en su pueblo, Gumiel de Mercado, al que regresó tras estudiar arquitectura para dedicarse al trabajo en el campo. Hoy, día de San Isidro, queremos acercarnos a él para hablar de lo que hace, del sector y de las rogativas a su patrón.
- ¿Cómo comienza tu aventura en esta profesión?
- Estudié arquitectura técnica y acabé en 2014. En ese momento el tema estaba bastante complicado para trabajar de ello, así que cogí la explotación de mis padres, y hasta ahora.
- Y esa explotación no ha dejado de crecer…
- No. Era un viñedo pequeño de unas ocho hectáreas y en la actualidad tengo quince. Mi objetivo es llegar a las 19 al año que viene.
- ¿Te olvidas entonces de la arquitectura?
- Para nada. Sigo haciendo algunas cosillas de aparejador como autónomo. Pero vamos, yo vivo de la agricultura. El tema de la arquitectura lo tengo para algunas cosas que me interesan y no me quitan mucho tiempo.
- ¿Qué te gusta más?
- ¡Uf! Me gustan las dos cosas, porque son trabajos dinámicos donde nunca haces lo mismo, cada día es una aventura nueva. Aquí en la viña, por ejemplo, a lo largo del año haces mis labores diferentes.
- ¿Alguna vez en has pensado tirar la toalla del tema “vivir del campo”?
- De momento no. Y eso que pasamos dos años muy mal, 2017 y 2018, con muchas heladas. Se pudo salvar un poco con el seguro de viñedo y librar un poco los trastos. Pero no. Incluso me he planteado ampliar y lo estoy haciendo con muchas ganas y mucha ilusión.
- ¿Es el viñedo el cultivo más rentable económicamente en la actualidad?
-Es lo más rentable, sí.Podemos decir que en la comarca de Ribera del Duero cada vez hay menos cereal y más viñedo, eso está claro, porque es un cultivo que funciona, es rentable y fija población, aunque tenemos que cogerlo con pies de plomo.
- ¿Por qué motivo?
- Está creciendo, pero es necesario que ese crecimiento sea de manera sostenible y ordenada. Creo que de alguna forma está aumentando de forma descontrolada. Están viniendo grupos de inversión fuertes de fuera con derechos de plantación externo y es legal, sí, pero no es lo deseado porque hay empresas fuertes que están plantando muchísimas hectáreas de golpe y eso desvirtúa un poco la esencia de Ribera. Además, genera un descontrol con los viticultores instalados desde hace muchos años.
- El pasado mes de noviembre entraste a formar parte del Pleno del Consejo Regulador Ribera del Duero y eres el más joven de las personas que lo conforman. ¿Qué tal ha sido el aterrizaje?
- Hay muy buen diálogo y muy buen clima. Eso sí, bastante trabajo. Los documentos, como el campo, tienen que estar vivos y hace falta renovarlos y adaptarlos continuamente, y en ello estamos.
- ¿Cuáles son los mayores problemas del sector de la agricultura?
-Que dependes principalmente de la meteorología y eso con lleva que en poco tiempo se puede ir al traste la cosecha del año. También se está sufriendo en el último año un incremento bestial de los costes de producción, fertilizantes, mantenimiento de la maquinaria gasoil, lubricante… En viñedo el material de emparrado está el doble que el año pasado, al igual que los aperos de la maquinaria o el gasoil; así que el incremento de los costes ha sido increíble.
A ello se suma la falta de mano de obra cualificada. Cada vez cuesta más encontrar gente, ya no que sepa, sino que tenga ganas de aprender.
Y para los agricultores que están comenzando es también muy complicado encontrar terreno para cultivar porque hay muchos agricultores jubilados que siguen con ello. Como está permitido ellos lo hacen y los que llegan nuevos se encuentran con el problema.
- ¿Y ventajas?
-En lo que a mí se refiere valoro mucho ser mi propio jefe. Organizas tu vida laboral y personal de una manera más sencilla, aunque no todos los años son iguales. Yo personalmente me formo todos los años con cursos: de poda de técnicas de manejo del suelo, de control de enfermedades, de variedades de viñedo… Ademásm tengo muy buena relación con otros agricultores del pueblo y comparto experiencias con ellos.
-Hablemos del tiempo y miremos al cielo. ¿Se está notando el cambio climático en la comarca ribereña?
-Sí se nota, y no es que haga más calor o más frío, sino que lo que está pasando en descontrol en el clima con cambios muy bruscos.Este año, por ejemplo, se puede decir que no tenemos primavera. Hemos pasado del invierno al verano en una semana. Con la sequía estamos empezando justo al borde de tener problemas. El cereal está bien y está bueno, pero con estos calores el trigo y la cebada estáespigada en su totalidad y como falta humedad no va a coger el peso que tiene que coger.
- ¿Y en el viñedo?
- De momento lo está aguantando, pero el invierno ha sido seco… Las últimas lluvias que habido en abril han venido bien, pero si no llueve las viñas de secano que no tengan riego van a sufrir bastante.
- ¿Qué le has pedido hoy a vuestro san Isidro?
-Agua, agua como agua de mayo (ríe). El tema de las heladas de primavera parece que lo hemos solventado, he visto en el terreno y no ha habido daños como sí que hubo el año pasado. Llegó Filomena dejando temperaturas de 16 y 18 grados bajo cero y las yemas de invierno sufrieron mucho y muchas no brotaron. De todas formas todo puede ser, ha habido veces que a mediados de junio ha caído una helada y te la ha preparado. Así que espero que no se dé ese caso, que llueva y que sea un año cómodo.
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