"Los artistas vivimos de nuestra producción a veces, pero el resto de las veces no"

Hoy entrevistamos al artista arandino Diego Delas

21/07/2024 7:24 | Begoña Cisneros
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Diego Delas es artista y arquitecto. Y arandino. Tiene 41 años, estudió en el colegio Dominicas para pasar al instituto Sandoval y Rojas antes de iniciar la carrera de Ingeniería y Caminos. Empezó, pero pronto lo dejó para compatibilizar las de Arquitectura y Bellas Artes.

Ha estudiado mucho y también ha viajado. Un Erasmus en Finlandia y un máster en Reino Unido que le llevó a vivir ocho años allí porque consiguió una beca en la Universidad de Oxford para hacer el doctorado.  

En 2020 regresaba a España. No pudo hacerlo a Aranda porque la llegada de dos hijos y el hecho de contar con familia en Málaga le llevó a establecerse con su familia en esta ciudad andaluza, pero continúa viniendo a Aranda a menudo. La última vez, para clausurar el curso de Arte de la UBU.

- ¿Así que te has establecido en Málaga?

- Sí, así lo decidimos. En Oxford daba clases en la universidad, pero al volver a España nos hemos centrado más en la arquitectura y el arte. Con mi pareja tenemos un estudio de arquitectura y los dos trabajamos con galerías.

- Y con una de ellas estás exponiendo en estos momentos…

- Así es, es con una de las más antiguas de España que se llama Pelaires, de Palma de Mallorca. La exposición se llama “Una fascinación”, comisariada por Cristina Anglada y está hasta el 14 de septiembre.

 

 

- Acabas de lograr una beca de Arte de la Fundación Botín. ¿Qué proyecto es el que has presentado a esta convocatoria?

- Es una beca de producción en la que presentas un proyecto y ellos, como mecenas, deciden o no sufragártela. Presenté un proyecto para hacer una película de cine analógico en 16 milímetros que aborda la confluencia entre dos personas importantísimas para mi. Una es Carmen Baroja que redactó el catálogo de la colección de amuletos del museo del Pueblo Español y la otra Maya Deren, matriarca de cierto cine experimental que escribió un texto seminal sobre forma artística y cine. La confluencia de ambas configura una película amateur en la que estoy trabajando y que se expondrá en el museo de la Fundación Botín, en Santander en noviembre de 2025.

- ¿Qué supone para ti conseguir esta ayuda?

- Es una pasada. Para que te hagas una idea, suelen optar a este premio cientos de artistas internacionales (ese año más de 800) de las cuales cogen a muy pocos artistas, a seis. Tiene una dotación económica de 23.000 euros para hacer algo que, obviamente, está fuera de nuestras posibilidades, porque muchas veces los artistas no tenemos recursos para producir este tipo de cosas.

También es una manera de ayudarte a ti como artista, porque si te selecciona, la Fundación Botín suele apoyarte en el resto de tu carrera. Así que supone un privilegio haber sido uno de los elegidos, son el top del mecenazgo en España.

- ¿Vives de tu trabajo como artista?

- En nuestro país la mayoría de la veces, los artistas vivimos de nuestra producción algunas veces, pero el resto del tiempo, no. Por eso es normal que se tengan otros trabajos y yo opino que aunque no es ideal puede ser positivo, enriquecedor. Tener los pies en muchas aguas también te puede dar otras visiones.

Entiendo que grandes literatos y poetas, con profesiones horrorosas y que luego cuando iban a su casa tenían una producción maravillosa. Yo vivo a veces de ello cuando se venden las obras, pero normalmente no. El español es un mercado del arte relativamente pequeño, entonces hay que salir o compatibilizar profesiones.

- Expusiste en el CAB de Burgos, ¿Cuándo podremos ver algo de tu obra en Aranda?

- No tengo la menor idea y no depende de mí. Los artistas, al final, somos un poco como los bailes en los pueblos, que te tienen que sacar a bailar. No puedes ir a una galería y decir que quieres exponer con ella, esto no funciona así. Nosotros nos encargamos de producir la obra, las galerías de vender el trabajo y los comisarios de montar las exposiciones. Yo no he intentado montar ninguna en Aranda, la verdad.

- ¿Te gustaría?

- Sí, desde luego que me gustaría. Allí tengo un mural muy grande que hice en 2014 con otro amigo arquitecto, Gonzalo del Val, en el frontón del parque Príncipe de Asturias. Una obra conceptual que recoge la historia constructiva de todo lo que había en el barrio de Santa Catalina.

- ¿Eres muralista?

- Lo he sido, de hecho, organizamos con la gente de Art de Troya uno de los primeros festivales de muralismo, en un solar que había vacío.

- ¿Te decantas más por la arquitectura o por otro tipo de arte?

- Va por épocas, hay rachas. Además de las exposiciones, este año he estado de profesor invitado clases de arquitectura, también figuro como asociado en la universidad Alliance de Bangalore, en India y luego está el trabajo del estudio, la arquitectura, la familia: todo entrelazado en nuestros días.

- Y precisamente en esa vertiente educativa has desarrollado en la última ponencia del curso de Arte de la UBU en Aranda. ¿Qué es la arquitectura vernácula?

- Es una arquitectura tradicional, hecha sin arquitectos que corresponde a los requisitos de allí donde se desarrolla y que básicamente cuando desaparece lo que queda es un paisaje. Por ejemplo, el que forman los árboles que hay alrededor con el lado con el adobe en el suelo. Son una expresión de la cultura o del sentir de los lugares de cada sitio.

Por ejemplo, la arquitectura de la Sierra de la Demanda es ligeramente diferente a la de la Ribera del Duero, pero la de aquí es muy parecida a la arquitectura de Segovia. Pero yo he basado mi ponencia en la manera de mirar la arquitectura de este tipo desde fuera.

El título “Tú que me miras; ¿qué lees?” para la charla proviene de un dintel de una casa en l Ribera que de alguna manera resume todo la pràctica artística en la que creo. Leer la obra en la exposición se asemeja a caminar y observar la arquitectura de los pueblos. Una arquitectura por y para sus moradores y hecha para durar, pero que también posee un espíritu de engalanamiento, decoro y humilde decoración. Cuenta una historia y aspira a una belleza, particular de su tiempo y lugar. La charla supone un saludo a este tipo de arquitecturas que tienen mucho que ver con la práctica artística, fundamentada en una idea de deseo de mejora y de amor. Fíjate qué idea más disparatada para hablar de imaginación y deseo: desde el paseo por un pueblo mirando fachadas a la práctica de un estudio caminamos hacia el idear una exposición y otra vez de vuelta a la arquitectura.

- ¿Piensas volver algún día a Aranda para establecerte?

- ¡Me encantaría! A Aranda voy bastante, pero por ahora no he conseguido volver a vivir allí. Es un lugar maravilloso y produzco obra aquí en ocasiones, colaborando con magníficos carpinteros y artesanos. Aún así voy siempre que puedo. No dejo de venir.

 

 

 
 
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