José Ángel Porres es geólogo y profesor titular de la Universidad de Burgos en el área de Ingeniería del Terreno. Ha participado en numerosos proyectos de investigación y, además, es presidente de la Asociación Geocientífica de Burgos desde hace una década. A él hemos querido preguntarle sobre enclaves de interés geológico en la comarca ribereña y nos acercamos a dos de ellos: en Peñalba de Castro y Fuentenebro.
- ¿Es el sur de la provincia de Burgos de gran interés geológico, o sus características lo hacen menos atractivo a la hora de estudiar esta zona?
- La provincia de Burgos presenta un escenario único dentro de la península ibérica en cuanto a variedad y calidad de contenidos geológicos. Este rico y variado patrimonio geológico está formado por yacimientos minerales excepcionales, rocas y series estratigráficas, estructuras tectónicas, fósiles de diversos organismos y formas del relieve espectaculares.
El entorno geológico que aflora de la Ribera del Duero de Burgos es geológicamente muy reciente. Destaca por la uniformidad en su paisaje, sedimentos fluvio-lacustres de arcillas, limos, arenas, gravas, calizas y yesos que se depositaron hace 5-15 millones de años, en el Mioceno, y que ahora quedan al descubierto por la acción erosiva de la cuenca de drenaje.
La ausencia de deformación tectónica en estos sedimentos limita su geodiversidad, limitando su singularidad geológica a elementos muy concretos.
- A tu tesis doctoral le pusiste el título “Caracterización de cavidades en el subsuelo mediante la interpretación de perfiles de tomografía eléctrica aplicación al yacimiento arqueológico de Clunia”. ¿Nos puedes resumir de qué trata?
- La prospección del subsuelo mediante tomografía eléctrica era, hace 20 años, una novedosa técnica que permitía caracterizar la estructura del terreno desde la superficie. En mi investigación pudimos desarrollar una metodología óptima para el caso concreto de localización de cavidades en roca caliza. La aplicación práctica en el yacimiento de Clunia permitió localizar nuevos conductos y cavidades en el acuífero, extendiendo así la red de galerías y salas subterráneas que almacenaban el agua que abasteció a la población de la antigua ciudad romana.
- ¿Hay muchos “huecos” en Clunia?
- El suelo bajo la ciudad de Clunia está repleto de cavidades y salas. Hay tanto galerías y conductos de origen natural creados por karstificación de la roca caliza, como pozos y túneles artificiales realizados por los romanos para la interconexión de salas y mejor aprovechamiento del acuífero. Hay identificados 19 pozos verticales, hoy en día cegados, desde los que los habitantes de la ciudad tenían acceso al agua subterránea. En el siglo I la ciudad contaba con tres termas y una población estimada de 30.000 personas, lo cual requiere de un importante suministro de agua.
En la superficie del cerro se puede ver una dolina denominada “la Torca”, con una profundidad de 17 metros por 15 de ancho. Una dolina es una depresión en el terreno originada por el colapso del techo de una sala subterránea. Así, la topografía de la conocida cueva Román muestra numerosos pasadizos y cavernas en el interior del cerro que acumulan un importante volumen de huecos en proporción a las dimensiones del estrato calizo que lo corona, con sus apenas 30 metros de espesor.
Cueva Roman en Clunia. Canal excavado por romanos en arcilla para conectar salas./ @J.A.Porres
- Entonces, ¿hay gran interés geológico en Clunia?
- Precisamente, uno de los puntos geológicamente más singulares en el entorno de Aranda de Duero es el acuífero kárstico de Clunia, a lo que se suma su interés histórico-arqueológico.
No es frecuente encontrar un sistema kárstico tan amplio y evolucionado en las calizas del Páramo superior de la cuenca del Duero, que conforman los cerros testigo que resaltan en el paisaje. Al estar ubicada en el borde de la cuenca, próxima a la Cordillera Ibérica, la caliza del subsuelo de Clunia sufrió procesos de karstificación muy tempranos, desde el Plioceno, hace 5 millones de años, rasgo que no aparece en otros materiales terciarios.
Teatro romano Clunia tallado sobre caliza del Páramo superior. /@ J.A.Porres
- ¿Se ha avanzado mucho en los últimos 20 años en los dispositivos que se utilizan para hacer mediciones y estudios?
- En efecto, el desarrollo de software más potente permite el tratamiento de muchísimos más datos en menos tiempo, lo cual redunda en una mayor precisión de las mediciones. Hoy en día resulta relativamente sencillo obtener modelos 3D procesando miles de medidas, tanto en métodos eléctricos, como sísmicos o electromagnéticos.
- Vayamos a otra parte de la Ribera del Duero, Fuentenebro. ¿Qué tenemos allí geológicamente hablando?
- El macizo de Honrubia-Pradales pertenece geomorfológicamente al dominio del Sistema Central. Es una serrezuela de poca altitud, unos mil metros, en los que se emplazan Fuentenebro y Honrubia. Constituye la estribación septentrional de la Sierra del Guadarrama y tiene su continuación en la vecina provincia de Segovia, donde este macizo adquiere su verdadera dimensión. Allí aflora terreno paleozoico metamórfico con rocas ígneas del zócalo antiguo o cristalino, rocas de entre 468 y 540 millones de años de edad. En este lugar encontramos dos tipos de rocas singulares: unas metamórficas, el denominado “gneis Ollo de Sapo”, que hace referencia a los pequeños cristales de cuarzo azulado que recuerda a los ojos de este batracio, y otras ígneas filonianas, las llamadas pegmatitas.
- ¿Cómo se forman las pegmatitas?
- Las pegmatitas son un tipo de roca filoniana o subvolcánica, donde el magma no llega a salir a la superficie. Se aloja en grietas o fracturas que, una vez rellenas, llamaremos diques. Llaman mucho la atención por el tamaño de sus minerales, que forman cristales excepcionalmente grandes, siempre superiores a 2 cm, y normalmente contienen minerales de notable interés económico. La composición de las pegmatitas de Fuentenebro es de tipo granítico, es decir, cuarzo, feldespato potásico y mica moscovita, pero también tiene otros minerales accesorios muy interesantes como turmalina, mica biotita, granate, circón y apatito.
Moscovita en mina Aguacae Fuentenebro. / @J.Cuesta
Pegmatitas de la mina Aguacae de Fuentenebro. / @J.Cuesta
- ¿Cómo utilizó el hombre esta mina de Aguacae y por qué se dejaron de explotar?
- En la mina Aguacae de Fuentenebro se explotó comercialmente la moscovita, en excavaciones intermitentes hasta 1922. La producción se realizaba de forma artesanal, separando los grandes cristales de moscovita de manera manual, y era destinada a la fabricación de componentes eléctricos y electrónicos (condensadores, materiales aislantes y elementos no conductores). La moscovita se presenta en hojas de gran tamaño, decimétrico, muy limpias y transparentes. En menor medida se aprovechó cuarzo, montmorillonita y biotita.
- La última explotación se concedió en 2011, para 35 años, y todavía hay tiempo para su reapertura. ¿Podría traer beneficios económicos hoy en día?
- Es un yacimiento de escasas proporciones que hasta ahora se ha explotado de modo fortuito y artesanal, buscando el mineral sin planificación ni proyecto alguno. Para reabrirlo y que sea rentable requiere una inversión importante para su prospección y encontrar un volumen de mineral suficiente, lo cual no parece probable.
- ¿Hay otras zonas interesantes en la comarca ribereña?
- El Inventario Español de Lugares de Interés Geológico del IGME reconoce también el interés tectónico del entorno de Aguacae por la figura del “Cabalgamiento N del Sistema Central al S de Fuentenebro-Honrubia”. En Moradillo de Roa mencionan las “Facies fluviales y carbonatos biogénicos asociados de Moradillo” por su interés sedimentológico, ya que contienen abundantes estructuras oncolíticas, esferas de carbonato formadas por cianobacterias que permiten conocer el origen del depósito.
Por su interés geomorfológico, destacan los “Páramos de Santa Cruz de la Salceda”, un ejemplo excelente en la cuenca del Duero referido a los altiplanos que forman las calizas lacustres del Mioceno medio y superior, de modo similar al “Cerro testigo de Manvirgo” entre Quintanamanvirgo y Boada, que domina la campiña de Roa.
Cerro Manvirgo./ @ J.Cuesta
- ¿Pensar como geólogos puede ayudarnos a salvar el planeta en el que vivimos?
- Desde una perspectiva geológica, apenas hemos hecho acto de presencia. El planeta ha sufrido multitud de cambios catastróficos en su configuración, clima y formas de vida que continuará por millones de años, si bien, nuestra escala temporal es humana, y nos debemos al presente, estando obligados a preservar y mantener el entorno que nos acoge con el máximo respeto.
En la Asociación Geocientífica de Burgos intentamos difundir cultura geológica y conocimiento sobre el patrimonio geológico de la provincia. Queremos ayudar al público en general a descubrir y comprender la formación de los elementos del paisaje geológico y que su conocimiento sirva como un medio para promocionar e incentivar su conservación y la preservación de los valores culturales, estéticos y paisajísticos relacionados.
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