A punto de celebrar el Día de Todos los Santos un año más no está de más recordar los inicios de esta fiesta, que sirvió en su momento para eliminar las fiestas paganas de los pueblos germánicos y los celtas.
Se trata de una festividad, la que en la actualidad celebramos, que se remonta al año 835. El papa Gregorio IV decidió que existiese un día para recordar a los mártires y eligió este día eliminando así la fiesta que se realizaba por los pueblos germanos. De esta manera conseguía dos objetivos: eliminar las celebraciones paganas y al mismo tiempo imponer el manto del cristianismo en los territorios. A ello se sumaba la posibilidad de señalar un único día para recordar a sus mártires.
La fecha coincidía con la celebración pagana Samaín o Año Nuevo Celta, que los inmigrantes irlandeses transmitieron siglos más tarde a América del Norte donde emigraron y que ha dado lugar a la Noche de Halloween en la víspera del Día de todos los Santos. Dos fiestas que se contradicen, ya que si en Todos los Santos se venera a los muertos, en Halloween se los espanta.
Tampoco hay que olvidar que tras la fiesta de Todos los Santos se celebra, el 2 de noviembre, el Día de Fieles Difuntos, conocido como Día de los Muertos o de las Ánimas. En ese día se vela por, el 2 de noviembre tiene como objetivo orar por los fieles que ya no siguen en la vida terrenal.
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