Ha habido gente en las calles, esa es la realidad. Aunque la duda está en si ha sido por las actividades en sí, o lo que ha triunfado han sido las ganas de salir y la añoranza de otros tiempos, tras un año y medio de ‘encierro’. El espíritu de sacrificio humano es finito y está claro que el vaso se estaba colmatando. Por ello, me inclino más por lo segundo, aunque el contexto festivo también suma. Las fiestas ‘ligth’, como se han vendido, argumentando que estaban marcadas por la pandemia, se han vivido sin verbenas, cañonazo o bajada de las peñas. También, con control de aforto. Por lo demás, el programa de activides no ha sido tan, tan diferente a las de 2019 y anteriores. Lo que viene a demostrar que, en los últimos años, se arrastraba algún problemilla de falta de imaginación y ambición, por decirlo suavemente.
En cualquier caso, algunos de las ausencias más llamativas no han sido a causa de la pandemia, sino por la gestión municipal. El peor error, la falta de ferias y atracciones para los más pequeños, que ha centrado las críticas y ha generado incluso excursiones a Valladolid donde los ‘cochecitos’ y ‘algodones de azúcar’ han permanecido más allá de sus días festivos. Y, a esa misma altura, las luces. Era difícil imaginarse que la cosa podía empeorar. Las fiestas (también Carnaval y Navidad) nunca han podido presumir de luces, pero lo de este año ha superado cualquier récord. Se habla de incumplimiento del contrato, que se va a sancionar a la empresa... pero hacer contrataciones mayor calidad y supervisarlas, tampoco estaría de más. Da la sensación de que todo es culpa de otros...
Por el contrario, la magia parece haber triunfado, sobre todo en los más pequeños a lo largo del día, y la gala en los mayores. Aunque, el escapismo, no colmó las expectativas del gran público. Quizá, el problema es que se vendió tanto espectáculo que la gente pensó que era otra cosa. Esas puestas en escena intentan llamar la atención en un instante y resolverse rápidamente. Es así. Tras verlo, ahora nos queda la interrogante del siguiente truco de magia que está por venir. Anunciado para el año que viene, en el mismo emplazamiento. Cuando un mago, con sus truquillos, convierta el agua el vino, iluminación mediante de 80.000 euritos. Miedo me da.
Eran los comentarios que se escuchaban entre el público y que quedarán como anécdotas de las fiestas. Como la del toldo sonorámico que protegía del sol a los oficiantes de la misa en el Día de la Función y que hicieron inevitable el meme. Solana la que se pillaron los asistentes y enfado de aquellos que sin invitación no pudieron acceder al graderío, aunque había filas de sillas vacías. En el repaso, no me puedo olvidar tampoco de los comerciantes de la plaza y de las calles aledañas, a quienes la Policía Local notificó la semana previa a las fiestas que debían cerrar sus establecimientos por la tarde debido a la celebración del pregón. El Ayuntamiento tuvo que recular, ya que esa decisión no se ajusta a la legalidad. Rectificaron, a medias, dejaron abrir, pero anularon prácticamente la posibilidad de nuevos clientes. Indignación entre el comercio y la hostelería de la zona, desde luego, por la decisión y también por las formas. Lo de dar la cara parece que se hace complicado para este Ayuntamiento. Es más fácil mandar a los agentes y no bajar al barro.
Y ahora que han pasado las fiestas y que, una vez más, el propietario del coso taurino se saltó a la torera (nunca mejor dicho) sus obligaciones, la pregunta es si le va a penalizar o no. El Ayuntamiento no incluyó sus tardes de toros en el programa de fiestas, pero sí le permitió colocar esos carteles en banderolas oficiales repartidas por la ciudad. Poca gente, muy poca, en los tendidos del coso. Quizá por ello, el empresario decidió a última hora anular el festival de recortes que tenía previsto para el domingo. El día anterior informó de ello a las peñas.
En cualquier caso, lo más positivo que podemos sacar es que en parte, y ayudados por la flexibilización de las restricciones, coincidiendo con las fiestas, hemos podido recuperar parte de nuestras vidas. Incluso bailar. Esperemos que esta sea la definitiva. Dedos cruzados.
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