La ‘penitencia’ de algunos, las vacaciones de otros, o los desfiles varios, han dado cinco días de tregua a una convulsa vida municipal que deja continuos vaivenes. ‘Balas’ que cruzan de un lado a otro en una lucha de a ver quién puede más. Uno de los casos más gráficos de cómo están las cosas, algo así como una foto de la realidad, lo ha marcado el tema del Consorcio Provincial de Residuos. El meollo del problema va más allá de si incineradora sí o no, o de quién paga el transporte de los residuos hasta allí o de si es mejor reciclar o generar energía. Va de que la comunicación entre gobierno y oposición se hace ya vía ruedas de prensa (notas, o redes sociales). Se ha llegado a ese límite, en el intento (de todas las partes) de ganar el relato de cara a la opinión pública. En resumen, para nuestros políticos es más sencillo comunicarse a base de titulares y críticas, que con una conversación civilizada de personas adultas.
Para contextualizar el asunto, nos tenemos que retrotraer a la primera prueba de la ‘pinza’ política, pocos días después de empezar el mandato, cuando la oposición hizo valer su mayoría para repartirse los puestecitos en los consorcios. El de Residuos para el PP y el de Ruta del Vino para el PSOE, dejando fuera de esos organismos al equipo de gobierno. Ahora, el concejal de Medio Ambiente denuncia que no tiene información por parte del Partido Popular sobre la gestión provincial y regional de los residuos. Eso sí, lo hace en una rueda de prensa en lugar de una comisión informativa (porque convocarlas es caro y supone mucho trabajo). El PP utiliza la misma fórmula para dar la respuesta a través de los medios de comunicación y le insta a leerse las actas. Esa es la madurez y la altura de miras de ambas partes, que parecen olvidar que representan a una Institución y a 35.000 ciudadanos. Es sólo un ejemplo, entre muchos otros.
Por otro lado, tenemos el tema de la Fiscalía. El Partido Socialista ha decidido poner en su conocimiento el asunto que rodeó a la dimisión de la exconcejala de Personal. Para tenerlo tan claro, han tardado, la verdad. Se registró el día 1 de abril. Quizás (llámenme mal pensada) ha impulsado el asunto la tensión que se vivió en el pleno de la cuestión de confianza, algunos días antes. Desde luego, si existe algo delictivo, se tendrá que investigar y aclarar, pero, despierta cierta incredulidad la forma en la que se ha gestionado. ¿Se busca justicia o se busca el titular? La estrategia deja claro que hay más preocupación en contarlo y darle bombo, que en el resultado final del asunto. Ha sido descarado y arrogándose una potestad que antes tiene la afectada (se supone). Está bien que se sepa que pasó, porque es evidente que la comisión de investigación es un mero paripé (y otro titular). Lo extraño es que no se haya mostrado ese mismo interés por aclarar asuntos como el contrato de patrocinio de la Arandina, la ilegalidad de la plaza de toros, la perdida 60.000 euros del impago del canon de parking Sol de las Moreras, denuncias internas contra trabajadores y tantos temas colaterales que se cuecen ahí dentro.
Y para cerrar el ciclo de enfrentamientos, ahora tenemos también una tangana político-jurídica, ante el fallido intento de expulsión del PP de la expresidenta de la Arandina C.F. Un rifirrafe público, a través de escritos y notas de prensa, entre la portavoz del grupo municipal popular y Secretaría General del Ayuntamiento, en torno a si el proceso está bien hecho o no. Amenazas de tomar medidas judiciales contra el trabajador, por una parte, y referencias expresas a que la política no tienen ni idea de derecho, por otra. En el trasfondo planea la sensación de que ya no hay tantas ganas de abrirle la puerta para que la edil (y expresidenta) abandone la casa azul definitivamente. En un simple burofax está el secreto de la expulsión. Algo instantáneo frente al año y medio del Contencioso Administrativo. Por algo, ya no interesa tanto.