Por fin, algunas buenas noticias parece que han irrumpido en los últimos días en Aranda. Han coincidido en el tiempo. Se trata de aspectos positivos, mucho, pero que, por las circunstancias pasadas, generan ciertos recelos, dudas o incredulidades. Nos aseguran que el nuevo hospital comarcal entra en su fase definitiva, que no hay marcha atrás. ¡Aleluya! 118 millones de euros, cuatro veces más de superficie que el Santos Reyes, más camas, más moderno, más funcional… En fin, más todo. Por todo lo buena que sea la noticia, que lo es, muy pocos se han puesto a dar saltos y aplausos. Lo primero, porque tenía que haber llegado hace más de una década. Además, en el subconsciente está la fábula del pastor y las ovejas y aquello de ¡Qué viene el lobo!
Llega tarde porque somos los últimos de la fila. Llega en un momento en el que los titulares se demandan porque las urnas están ahí, y en el municipalismo y diputaciones, los partidos se juegan mucho el 28 de mayo. Y otra más, esa forma de tratarnos por parte de los políticos que proclaman que cumplen sus compromisos, cuando hay pruebas gráficas, sonoras y testificales que demuestran lo contrario. Y es que, si las promesas se hubieran cumplido, ya tendríamos el hospital, sin embargo todavía no hemos visto ni colocar la primera piedra. Por lo tanto, sí, satisfechos de que por fin se nos haga caso, pero vigilantes también para que no nos la vuelvan a colar. Y es que, visto lo visto, a ver quién confía, incluso teniéndolo todo a favor (que parece que es el caso, con los presupuestos).
Otra de las buenas noticias, ha llegado en forma de 3,3 millones de euros de fondos estructurales para el proyecto ‘Aranda, Ciudad Subterránea’. El titulo lleva al equívoco porque a las bodegas históricas las toda muy de soslayo. La propuesta es un poco una especie de badulaque-batiburrillo, donde hay un poco de todo. Se pidieron 9, llegan 3. Por el contrario, en el de la recuperación integral de la Riberas de los Ríos, nos dan calabazas.
El dinero se tiene que ejecutar en tres anualidades, cumpliendo unos plazos muy estrictos y con unos pasos muy concretos, destinando cada partida a tiempo a su lugar. Lo más tangible y real es la conversión en centro turístico de la actual comisaria, cuando la Policía Local se traslade a la nueva. Del resto, pocas explicaciones y muchos hilvanes. Una lanzadera eléctrica para visitar bodegas elaboradoras, retomar el proyecto de visitas virtuales ·D a bodegas, la recuperación de unos senderos... Crucemos los dedos y hagamos un acto de fe y confianza para que sean capaces de hacerlo bien.
Aunque eso de hacerlo bien, responde a criterios y exigencias variables. 25 años después, con unos cuantos millones de euros gastados, un inquilino recolocado a precio de saldo, unos desprendimientos que pudieron dar un disgusto… Son solo algunas anécdotas de la Banca Pecho que parecieron olvidarse en la foto de la inauguración oficial. Hay que hacerse la foto, el Ayuntamiento porque lo ha conseguido tras cuarto de siglo de problemas, la Junta porque ha puesto 300.000 euros. Poco importa que el edificio lleve más de un año y medio acabado y varias semanas ocupado por los servicios económico. Lo que vale es la promoción y más en estas épocas.
Y no me puedo despedir sin hace una nueva mención a las luces, o a su ausencia. Las pocas que existen se cortocircuitean . Y tema aparte, esa performance ‘gore’ que nos han preparado para este pasado fin de semana. Lo del gran Papa Noel sin cabeza ni piernas, en la calle Ronda, es lo menos que nos merecemos… ¡Feliz Navidad!
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