Gobernar para todos. Los tuyos y los contrarios. Una máxima que se pregona en política, en esa disfrazada imagen que se vende del servicio público, pero que pocas veces se práctica (en Aranda, casi ninguna). A finales de diciembre de 2020 se vivió uno de esos ejemplos. Quizás, el más visible porque formaba parte de la esfera más pública y tenía un carácter de ‘ejecución’ laboral con todas las letras. Como digo es el más evidente, pero no el único. Hay muchos más, que por sus circunstancias quedan en una esfera más privada, o como mínimo, menos notoria. Hablo del despido de una letrada de la Oficina de Obras, llevado a cabo por la cúpula política y técnica del Ayuntamietno, con unos criterios cuanto menos arbitrarios. Arbitrario porque no había ningún argumento objetivo, al existir casos idénticos en el Consistorio que no corrieron la misma ‘suerte’, por ejemplo, alguna compañera de oficina. Tras 18 años de trabajo y una sentencia que la otorgaba el carácter de indefinida, recibió una cartita de adiós.
Ahora, el juzgado, en primera instancia, ha dado la razón a esa trabajadora. Se obliga al Ayuntamiento a reincorporarla, a pagar una indemnización de 15.000 euros por daños morales, además de abonarle todos los salarios dejados de percibir en estos casi dos años, descontando los ingresos por trabajos hechos en este tiempo. Y la pregunta es: ¿Quién va a pagar la ‘fiesta’? ¿Quién va a asumir estos costes de un ‘capricho’ de quien nos gobierna? La respuesta: todos los ciudadanos con nuestros impuestos. Así de triste. Una factura que encima se incrementará porque la idea que planea es la de recurrir, a pesar de la contundencia de la resolución.
Artificiosa, incoherente, discriminatoria…Esos son algunos calificativos que da el juez a la decisión tomada por la alcaldesa y la secretaria (y de alguna manera, a una forma de gobernar). Llega a decir que no es descartable que pudiera ayudar a tomar la decisión sus testificaciones en el asunto de la plaza de toros y encontronazos varios. Leer la sentencia, produce hasta vergüenza. Lo más grave es que el texto narra una manera de actuar y una forma de ejercer el poder que ´sufren’ muchas más personas. Ciudadanos de a pie, colectivos, profesionales, trabajadores, asociaciones… Seguro que algunos, lo conocéis en primera persona… Seguro.
A pesar de este varapalo, como la política es política, y estamos a medio año de las elecciones, es tiempo de hacer campaña y desviar las atenciones. Ojiplática me hallo tras conocer cómo va a ser la presencia de Aranda en Intur, la Feria de Turismo Interior que se celebra esta semana en Valladolid. Somos Ciudad Europea del Vino 2022, pero no contamos con stand propio, porque vamos a darlo todo en Fitur (en enero de 2023). No tenemos espacio propio, pero la Junta nos deja un hueco para dar una rueda de prensa. En ella, nos avanzan, que la alcaldesa (a bombo y platillo) va a adelantar los ‘buenísimos’ datos de la repercusión de la Capitalidad (Lo tienen que contar en Valladolid, porque en Aranda conocemos su realidad). Partiendo de que se ha caído la mitad (o más) de las actividades anunciadas, el misterio se cierne sobre de dónde se han sacado esos buenos datos. Enigma resuelto: se incluyen los 120.000 asistentes a Sonorama y los 20.000 de la Fiesta de la Vendimia. Eventos que, según el Ayuntamiento, han ido mucho mejor por haber coincidido con la distinción europea. Desde luego, son únicos en colgarse medallas ajenas (eso hay que reconocérselo).
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