De crisis y renuncios

Era evidente que la crónica de la semana pasada iba a tener una segunda parte. La del desenlace. La continuidad del contrato de parques y jardines vinculada a la llegada (del fantasma) de la empresa municipal de servicios, quedó rechazada en el pleno. Es alucinante que quien no ha sido capaz en dos años y medio de elaborar a tiempo un nuevo pliego y adjudicar un nuevo contrato de mantenimiento de parques y jardines, el mismo que se niega a asumir que no va a tener lista en once meses la empresa municipal que asuma ese dichoso servicio, quiera culpar al resto del mundo de la desdicha general que vive su área. Parece que al concejal de Medio Ambiente todavía no le ha dado tiempo a asumir la seriedad y la importancia del puesto que ha asumido, más allá del sueldo. Porque, de verdad, el ‘monigote’ que le acompaña hace cero gracia, y su discurso de “échame pan” (tenga el sentido o connotación que nos quiera vender) no tiene demasiada altura política, y poco respeto al ciudadano. 

Lo ‘mejor’ del discurso de las remunicipalizaciones, es la incoherencia que le acompaña en este Ayuntamiento. Se va a hacer una empresa municipal, pero para ello hay que contratar a una empresa privada para que determine cómo. Nos pretenden vender que somos capaces de asumir 30 trabajadores, y una fuerte inversión en maquinaria para gestionar el mantenimiento de jardines, pero tenemos que tirar de la contratación de empresas privadas para montar y desmontar escenarios, para ayudar en el cementerio, para cualquier asesoramiento, y para un sinfín de cosas más. Si alguien lo entiende…

La realidad es que, durante el pleno, mientras se sucedía el debate sobre ese contrato, las caras del equipo de gobierno eran un poema. Había incomodidad manifiesta por cómo transcurrían las cosas y las consecuencias que pueda tener. Eso no ha gustado, ni gusta, la duda es si se va a saber atajar o se va a dejar implosionar por sí solo. Eso lo tendrán que analizar y decidir, pero que hay una crisis de confianza importante, no tengo duda alguna.

Otra de las preguntas que surgen después del pleno, es qué hubiera votado el concejal tránsfuga si su mano alzada hubiera sido determinante. Se abstuvo, pero todo podría haber cambiado (a en contra) si hubiera asistido una de las concejalas de gobierno que no acudió a la sesión (faltaba también una edil de la oposición). Parece que el ‘idilio’ que se mantenía con el concejal huido del PSOE (convertido en el voto número 10 del equipo de gobierno) ha tocado a su fin. Se le dieron muchas alas en un primer momento, incluso se le ofreció una Concejalía, pretensión que fue tumbada por un informe contrario del secretario General. Ahora, se despacha contra el Ayuntamiento en un tema en el que es parte, por mucho que se escude en que ya está fuera del profesorado. Arremete contra el funcionamiento de la Escuela de Música y la Banda Municipal de Música, en un tema que, da la sensación, tiene ciertos tintes personales. Comunica que ha renunciado a su puesto en la Escuela. Estaba en excedencia, pero durante ese periodo (en el que era concejal) se aprobó la estabilización de su plaza. Esa renuncia (como trabajador municipal) también le da carta blanca para votar (si llega) en la Relación de Puestos de Trabajo. En caso contrario, hubiera sido incompatible. Esto es la punta del iceberg, pero habrá que observar donde está la línea entre lo político, lo profesional y lo personal (y como se mueven los peones en el tablero).