Cuando se intenta salir de la calle San Gregorio hacia la plaza de la Virgencilla, el peatón no sabe si está inmerso en una yincana, en la búsqueda de un tesoro, o en una autentica trinchera de guerra. Incluso alguno llega a sopesar la posibilidad de acceder al hall de un hotel por una puerta y salir por la otra, para conseguir su objetivo, ante la falta de coherencia y señalización para encontrar el itinerario adecuado (si es que hay alguno). Ya en versión nocturna, lo de lograr pasarse el juego, es cosa ya de premio. San Valentín pasó de largo, y el amor no llegó a la obra de los Jardines de Don Diego en forma de corte de cinta. Primero fue mayo (de 2024), entonces no pudo ser por aquello de los modificados. Luego fue noviembre y tampoco se logró el objetivo por más de lo mismo. Después, se iba a abrir por fases y prácticamente su mayoría antes de Navidad, y el regalo de Santa Claus también pasó de largo. Más tarde fue el 14 de febrero, y ahora es el 31 de marzo. No había que ser arquitecto o ingeniero, bastaba con tener ojos para observar que ninguno de todos esos plazos se iba a cumplir. Y, siendo realistas, pocas esperanzas quedan de que el siguiente vaya a ser el definitivo, viendo lo que falta.
A todo esto, aquello de dejar solo un carril de salida de Carrequemada ha quedado constatado ya como una mala idea, después de los cortes que ha habido en las últimas semanas en los que se demostrado que, aunque haya un bajo porcentaje de vehículos que tomen dirección hacia San Francisco, son los suficientes para entorpecer aún más el tráfico en la única salida digna en el ámbito rodado que hay para los vecinos de Santa Catalina. A estas alturas, probablemente, los plazos sean ya una batalla perdida, y el objetivo más pragmático se centre en que la reforma quede lo mejor posible. Eso sí, después de tantos líos, disgustos y percances, el resultado se va a juzgar con mano de hierro (algo de lo más comprensible).
En plazo tampoco van los presupuestos, un año más (y ya hemos perdido la cuenta) no estarán disponibles en un momento razonable para alcanzar una notable ejecución. Se ha reculado en la estrategia y se ha abierto una negociación con los grupos políticos. Falta un voto, y la estrategia Martínez (por su incompatibilidad como presidenta de la Arandina) no ha funcionado. Por lo menos, en primera instancia, puede llegar a haber una convocatoria de gracia, si es que en algún momento (a la tercera, cuarta, o quinta…) se ejecuta su paso a los No Adscritos. Por lo menos, así lo dejaba entrever en su último comunicado (aunque se pretendiera erigir como voz autorizada del PP). De momento, las cifras y las enmiendas no tienen el informe de fiscalización, así que su aprobación parece de todo menos inminente.
Antes de concluir, no quiero pasar por alto la recientemente conformada comisión de investigación sobre los hechos denunciados por la exconcejala de Personal en su escrito de renuncia. Hace un par de semanas, ya dejaba constancia en estas líneas de la escasa confianza depositada en los resultados de esas posibles indagaciones (como ha pasado tantas veces en caso anteriores), pero tras la conformación de la comisión queda aún más claro. No suena demasiado objetivo que el organismo se presida por alguien del mismo color que protagoniza los hechos investigados. Queda claro que en política hay poca deportividad y se cuidan escasamente esos detalles, pero una vez que todos sabemos que aquello va a llegar a nada, mejor un poco de disimule. Así, como idea.