El verano no es lo mismo si no irrumpe en el relato Victoriano del Río. Menos el año pasado, que decidió no personarse en el estío arandino y dar con la puerta en las narices a aquellos que le llamaron pidiendo explicaciones. Esta vez, ha vuelto a tomar los derroteros de antaño. A 45 días de la feria taurina vuelve a intentar vender su libro a los colectivos peñísticos. A poner sobre la mesa que aún se está a tiempo de celebrar una feria taurina, colocando su tema en primera línea e intentando meter presión en el mes previo a las fiestas patronales. Presión en la que, esta vez, parece haber encontrado escasos apoyos.
Ahora mismo, el problema de la plaza poco tiene que ver con el departamento de festejos y la programación de las tardes de toros, sino con el estado de esa instalación. No hay debate sobre si feria sí o feria no. No estamos en ese punto porque la pelota está en la legalización del inmueble . Si esa plaza no tiene permisos, no se puede utilizar. Por lo tanto, primero se tendrán que solventar los importantes problemas de la construcción y tramitar una legalización ajustada a derecho. Cuando eso llegue, podrá haber debate sobre si toros sí o toro no.
Eso que transmite el propietario de que se está a tiempo, es un argumento ciertamente surrealista cuando no se está hablando de contratar doce toreros, tres rejoneadores y cuatro ganaderias. Lo que se aborda son las carencias y deficiencias de una instalación que, según un informe de 2016, no se ajustaba al proyecto presentado y suma folios de aspectos a solventar. Por lo tanto, no son cosas que se arreglen por ciencia infusa, en un abrir y cerrar de ojos... Necesitan unos trámites y, por su puesto, voluntad de cumplir la ley, tomando las medidas necesarias. En cualquier caso, del Río ha vuelto a su tradicional papel de 'víctima'. Ese discurso tan manido de que él está dispuesto a traer una feria de “categoría”, y no lo puede hacer por culpa del Ayuntamiento. La disculpa de siempre, que pocos ya le compran. Aunque sí es cierto que el anterior equipo de gobierno le dio el año pasado una excusa perfecta para mantener el victimismo.
La treta de dejar la plaza fuera de ordenación le armaba de argumentos para retomar su relato. Ese despropósito tumbado por el juzgado le da cierto amparo. Una pena que ni los políticos, ni los técnicos que tomaron aquella decisión, hayan asumido ninguna responsabilidad (ni hayan pedido disculpas) ante un cambalache que se veía que hacía aguas por todas las partes. Un ayuntamiento que pretendia obligar a hacer toros en una situación fuera de la legalidad, poniéndose a la altura de lo que ha criticado la sociedad en reiteradas ocasiones al empresario.
Ahora, el nuevo Ayuntamiento afirma tener una hoja de ruta que pasa por una futura negociación. Desde luego, cualquier posibilidad de quedarse con la plaza de toros, tendrá que pasar por una legalización. ¿Para qué queremos un instalación que no cumple? Lo que parece claro es que ese movimiento de Victoriano del Río nos hace pronósticar unas semana 'calentitas' (una vez más) con el culebrón de las últimas dos décadas.
Y de forma paralela a todo esto, en el plano de muncipal, el equipo de gobierno busca un pacto de estabilidad para poder aprobar los temas importantes del mandato. Su socio preferente, según ha quedado demostrado desde el primer día, es el Partido Socialista. En cualquier caso, debieran centrarse más en buscar con ellos un acuerdo estable para negociar esos grandes asuntos (como los presupuestos, remantentes, relación de puestos de trabajo), que un socio con responsabilidades de gobierno. Si el actual cuatripartito es complicado, añadir un quinto sería de Récord Guinness. Es más, la cuota de poder que se le tendría que dar a un grupo con cinco concejales, es mucho más ambiciosa que la que puedan estar dispuestos a ceder. Todo esto, además, con un ambiente plagado de bulos sin contrastar y alguna traición.
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