Dobles intenciones

Las aguas no vienen mansas en el ámbito municipal. Que no hay buen rollo, es más que evidente. Las posturas políticas más que acercarse, cada vez se encuentran más enquistadas. A estas alturas, cualquier acuerdo entre gobierno y oposición parece casi una película de ciencia ficción. Hay algunas ‘pequeñas’ miguitas en el camino que hacen pensar que las cosas no van a mejorar de cara al futuro. Me explico. Ya en el último pleno, el portavoz del grupo municipal socialista avanzó que su grupo estaba trabajando en una moción para cambiar en el reglamento de régimen interno algunos asuntos vinculados a las intervenciones y ruegos y preguntas del pleno. En julio del año 2022, siendo alcaldesa Raquel González, se aprobaron algunas variaciones para dejar las dos intervenciones de los portavoces de los grupos políticos en cinco minutos por turno y acotar a dos ruegos/preguntas por edil en el tiempo de fiscalización. Se argumentaba entonces, que era una fórmula para agilizar los plenos y que se pudieran debatir más asuntos de un orden del día que consideraban se demoraba en demasía. Aquello contó con los votos de Partido Popular, Ciudadanos, VOX y uno de los concejales No Adscritos. El resto, votó en contra.

Ahora, esa decisión se quiere enmendar por parte de los socialistas con una moción que pide que los turnos se alarguen hasta diez minutos en cada intervención, y que se puedan hacer hasta cinco ruegos o preguntas por concejal. Puede argumentar el PSOE, y en eso tendría razón, que hace año y medio votaron también en contra de la reducción de tiempo de palabra, y que ahora quiere volver a tiempos antiguos. Los políticos (en general) no llegan a entender que, a veces, se lanzan mejores mensajes, más directos y eficaces en menos palabras y minutos. La mente política piensa que por utilizar más minutos gozan de mayor importancia, en plenos que no sigue casi nadie.

En cualquier caso, más allá de que defiendan que su postura es la de siempre, me cuesta creer (debe de ser que una es mal pensada) que se presenta esa moción sólo con cinco concejales de su grupo, sin haber sondeado lo que opina el resto de la oposición, con lo buena y fluida relación que les une. Eso sí, cómo van a encontrar argumentos Partido Popular y Vox para desdecirse de lo que promulgaron hace año y medio para reducir los turnos y las preguntas. Pues bien, creo que la solución lo da la propia moción. Y es que ‘sorprendentemente’, además de los turnos de ruegos y preguntas, se plantea otro cambio. Se pretende añadir al reglamento que el pleno podrá “retirar” la condición de la dedicación exclusiva o parcial de los concejales que no desarrollen “satisfactoriamente” las funciones. En resumen, que presentando una moción en el pleno, si se suman los votos necesarios (se tengan o no razones objetivas), se puedan quitar las liberaciones. ¿Respuesta a la posibilidad de que se pueda aprobar el presupuesto con una moción de confianza? Parece que sí. Lo de las liberaciones está empezando a alcanzar tintes surreales.

Por hacer historia, solo recordar, que probablemente el acto más degradante que he vivido cubriendo la vida municipal sucedía allá por 2002, cuando en un pleno con nocturnidad (eran casi las dos de la mañana) la pinza política de los ‘Ángeles’ (Guerra y Martínez) quitaba la dedicación exclusiva a la que era concejala de Promoción y Desarrollo, Pilar García (cobraba 1.200 euros aproximadamente, creo recordar), en un espectáculo con ciertos tintes de machismo que hoy (afortunadamente) sería impensable. La realidad es que, al leer ese punto en la moción, he visualizado que, quizás, algunos busquen que la historia se repita en versión siglo XXI.

Eso no es todo, el último punto de la moción aspira a otro cambio. Quitar las competencias al alcalde (vía decreto) para dárselas al pleno, en temas de ampliación de la plantilla de personal o variación de puestos de trabajo. Ahora, en plena recta final de la elaboración y aprobación de la Relación de Puestos de Trabajo. Todo muy curioso, desde luego, y nada casual, ni inocente. Suena a una pretensión clara de recordar al gobierno que está en minoría y cierta aspiración a tomar las desiciones políticas desde la oposición. Igual es más sencillo (y valiente), que se pongan de acuerdo para hacer una moción de censura (tendrán una bonita oportunidad si se presenta una cuestión de confianza), y así gobernar desde donde se debe, en el ejecutivo municipal.