Qué decir dependiendo de dónde se esté. En el gobierno o la oposición. En lo local, en lo autonómico o en la nacional. Cómo disfrazar las antiguas batallas desde la barrera, para finiquitarlas cuando se está en el frente. No sonrojan ni hemerotecas, ni instantáneas... Esa es la vida política.
El plan para ejecutar el cierre de los consultorios rurales se fragua desde hace mucho tiempo. Incluso al actual portavoz de la Junta se le escapó en campaña electoral, al decir en alto, y ante unos cuantos micros, el verdadero final diseñado para la sanidad en los pueblos. Pocas horas después, se tuvo que desdecir. No porque se hubiera equivocado, sino porque la sinceridad le ponía en una difícil tesitura frente a los votantes que viven en el medio rural. Un discurso en pleno proceso electoral que chocaba frontalmente con esa defensa de los pequeños municipios tan de moda para los políticos. Una especie de pone un pueblo en tu vida, pero de auténtico postureo. Son algo así como los instagramers del medio rural. Solo se muestra lo bonito y lo bueno. Visita en un momento especial coincidiendo con acto festivo, cultural o de bombo y platillo... Una foto y adiós. Luego desde la distancia, las cosas se ven y se ejecutan de otra manera.
El cierre de los consultorios ya es un hecho en la Ribera del Duero. Es el primer paso de un plan que parece que seguirá un efecto dominó. De momento, es una realidad en los consultorios de pueblos que tienen menos de 50 tarjetas. En lugar de adjudicar un día de consulta médica semanal, se apuesta por lo que llaman atención a la demanda. Previa petición telefónica y con dudas de si habrá que desplazarse o no (y cómo) al consultorio de referencia. Se pone, además, en marcha en un momento en el que a la escasez de médicos en el ámbito rural, se unen las vacaciones y descansos de los facultativos y administrativos que reciben las llamadas. Y lo peor, es que todo apunta a que esto comienza por 50 tarjetas, pero se propagará al resto de municipio. Y es que el primer paso es el más difícil, luego ya va todo rodado.
Una herida más a la debilitada sanidad rural. Lo más llamativo es que vemos como políticos que han criticado estos planteamientos cuando llegaban de otros partidos, ahora mismo los defienden a ultranza cuando forman parte del ejecutivo regional. Pasan tan ricamente de la lucha más ferrea por los pueblos, a justificar vehementemente algo contrario a lo que se defendían hace unos años (y no tantos). Es una forma también de menosprecio general, porque los ciudadanos tenemos memorias. Y podríamos llenar un libro con políticos haciendo grande la frase de: ‘Donde dije digo, digo Diego’.
Y nos vale con la Sanidad que estos últimos días está en el foco de la noticia, pero en temas locales, podemos extrapolarlos a otros asuntos importantes, vinculados mayormente a infraestructuras. Cuando un partido gobierno a nivel nacional los retrasos en el desdoblamiento del la Nacional-122 están justificados, mientras que una vez que pasa a la oposición el olvido de esa infraestructura se convierte en una vergüenza absoluta y una desfachatez. Y así, más de 30 años sin autovía. Lo mismo sucede con el Tren. Si se está en la oposición se presentan enmiendas millonarias e inviables a los presupuestos generales que no van más allá de un postureo político. En el Gobierno se alude a que no hay viabilidad, informes, colaboración... Y así 10 años con una vagoneta encajada en un túnel y un trazado cerrado. Y la circunvalación… Y tantas y tantas cosas. La sociedad debería estar agotada, pero sorprendente (y afortunadamente) en todos esos ámbitos siguen existiendo colectivos luchando porque las causas no caigan en el olvido. Perseverancia no les falta.
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