Ecuador

Se cumplen dos años (mañana) desde las elecciones municipales. Hemos llegado al ecuador. Así, en un pestañeo. Aunque, quizás, para algunos se haya hecho eterno. Esta efeméride puede sonar anecdótica, pero marca un hito y, es más, una cuenta atrás. Para unos, los que gobiernan, llegará la hora de la verdad, la de marcar impronta, la de ‘abandonar’ la herencia y demostrar con hechos. Para otros, los que están en la oposición, arribará el momento de intentar recomponerse, reciclarse, de hacer precampaña y marcar estrategia. Mientras tanto, los ciudadanos tendremos que intentar confiar en que, dentro de dos años, cuando se pase por el tribunal de las urnas, se pueda valorar cualquier opción de las que se postulen por méritos, y no estar obligados a apostar por aquellos quienes ostenten menos deméritos.

Esta efeméride coincide también con la la irrupción de algunos cambios, como la previsible llegada de las tan ansiadas liberaciones y puestos confianza. Ha sido una asunto irrenunciable dentro de lo que es la hoja de ruta del actual equipo de gobierno y es una especie de apuesta del todo o nada. Les está costando (sudor y lágrimas), porque todavía tendrán que pasar una última revalida para conseguirlas. Hay alegaciones en contra del presupuesto que, por lo tanto, mañana no entrará en vigor, tras la finalización del periodo de exposición pública. Una, en concreto, se centra en las liberaciones. Presentada con nombres y apellidos por parte de un ciudadano, afiliado de nuevo (tras un periodo rapeando) a un partido y que, durante ocho años, fue concejal de Hacienda bajo esas siglas. Una alegación del Partido Socialista, para qué dar más vueltas. Se recurre también por incumplimiento de la Ley de Estabilidad Presupuestaria y contra las horas extras de bomberos y policía. 

Llegados a este punto, no sabría decir si es una buena táctica poner esta última piedra a unas liberaciones que tienen sus luces y sus sombras, y pueden llegar a pasar factura política. Si se consiguen, un tema tan impopular tendrá que verse respaldado por resultados palpables. Y, a partir de ese momento, la presión de la calle a la hora de exigirlos subirá, y mucho. Por ejemplo, en Medio Ambiente, la llegada de la empresa municipal; en Educación, la irrupción de la Universidad de Burgos; en Promoción, la consecución de implantación de empresas, y en Urbanismo que se salga del colapso en licencias y que se consiga por fin hacer alguna obra en condiciones. Se va a mirar con lupa, y va a ser uno de los mantras (lógicamente) de desgaste que utilizarán los grupos de la oposición, incluso algunos liberados. Lo que sí garantizará las liberaciones (por su reparto de cuota por el pacto político) es que la coalición llegue a término y aguante cuatro años. En los manuales de política se dice que las alianzas deben romperse tiempo antes de afrontar las urnas, para marcar distancias. En el batiburrillo estable (siempre, siempre) gana el más fuerte.

Además de esta alegación variada, el presupuesto ha recibido más 'reproches'. Del todavía portavoz socialista pidiendo la anulación de la plantilla (que está en duda desde 2012) y, por lo tanto, el presupuesto. Y de la Arandina C.F que exige que se incluya la partida de 190.000 euros del patrocinio del famoso partido de Copa del Rey contra el Real Madrid de enero de 2024 y otros 63.000 como mínimo para una subvención directa para este año. Así, estilo subasta. Si, por pedir, se puede pedir la luna, aunque también está aquello de cumplir los compromisos y responsabilidades. Todavía queda plazo para presentar alguna alegación de última hora, que seguro alguien estará elaborando. Lo que es una realidad, es que los presupuestos se retrasará una vez más y el 'jolgorio' está servido.