El cajón sin fondo donde descansa todo aquello que no va a tramitarse nunca. Ese agujero negro en el que reposan decenas de expedientes que, aún aprobados, nunca verán la luz. Ahí, en ese preciso lugar, es donde debe permanecer olvidado y escondido el inventario de bienes e inmuebles municipales. Un trabajo que se contrató en el año 2015 y del que nunca más se supo. Ahora, ha vuelto a la actualidad con un ruego del portavoz de Vox sobre la necesidad imperiosa de realizar un inventario. El edil se ha estrenado en sus labores en este mandato y por ello, quizás, desconocía que ese trabajo ya realizó por parte de una empresa por 39.900 euros. La consultora terminó su labor, que luego tenía que ser ratificada por los técnicos municipales. Siete años después, ya se pueden imaginar… La oscuridad y el silencio. Ni se contesta al ruego porque antes eso solo cabría el sonrojo (supongo), o quizás ya eso del rubor ni existe…
En ese hipotético inventario estará incluido el edificio de la Banca Pecho. Ese que, según nos dicen, se va a inaugurar este mes (se ubicarán los servicios económicos y el archivo). El inmueble lleva terminado desde hace un año y medio largo. No se ha podido ocupar porque no tenía dotación de telefonía e internet. El Ayuntamiento decidió sacar un contrato global de telefonía de todas las instalaciones municipales para ahorrar en el gasto. Se lo ha tomado con calma y el inmueble casi se hace viejo ante tanta espera. Todo hace que la maldición que planea sobre ese edificio se acreciente. Si nos ponemos a hacer cuentas, solo su construcción se ha ido por encima de 1,2 millones de euros. Como sucede en casi todo, el precio inicial se tuvo que incrementar en 350.000 euros por unos “imprevistos” de esos a los que estamos acostumbrados. Si tiramos de calculadora, el gasto millonario se dispararía con 25 años de historia. En el año 1997 se compró como “chollo” con un inquilino dentro (por 135 millones de pesetas). Vivió un amago de reforma que nunca se consumó. Una reubicación del inquilino en un emplazamiento de lujo que todavía está en vigor. Un derrumbe que estuvo a punto de costar un disgusto, un caótico derribo, un mal proyecto, una larga obra y un eterno impase de espera. Con eso se demuestra que ni hace 25 años, ni ahora... Nunca debió convertirse en una prioridad. Ha sido un saco sin fondo de gasto público.
Siguiendo con el inventario, en el listado también aparecerá la Casa de la Juventud y la obligada pregunta de qué va a pasar con ella. El edificio vive un olvido que acabará en un mayor deterioro quizás irreversible, algo similar a lo que ha pasado con la Casa de los Maestros... Y en ese listado de inmuebles irrumpirán también algunas bodegas subterráneas. Desde luego, un aplauso por ese Congreso de la Arquitectura del Vino, por sus cifras de participación y por los ponentes. También porque prácticamente se puede decir que es una de las escasas actividades municipales que aparecían en la programación de la Ciudad Europea del Vino, que se va a cumplir. Eso sí, está muy bien sacar pecho y vanagloriarse de nuestro patrimonio más singular. Estaría aún mejor pregonar con el ejemplo y poner solución a los problemas que sufren muchas de estas construcciones, o dar salida a ese informe municipal prometido sobre la situación en la que se encuentran y que tanto esperan algunos colectivos. No solo vale con congresos o declaraciones de Bien de Interés Cultural, se necesitan hechos y medidas.
De Gastroduero y su caída del calendario, para qué hablar, si era algo que ya sabíamos desde hace muchos meses, por muchos cuentos que nos quieran contar.
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