Es presuponer demasiado, porque incluso para diseñar estrategias se necesita tiempo y ganas de pensarlas. Si no fuera así, lo del “puntazo” pintado en la zona de La Cadena, podría pasar por una artimaña de despiste. Se monta un caos sencillo, para intentar desviar un poco la atención de la larga serie de despropósitos que nos acompañan en temas importantes. Ni la idea, ni las formas, ni el momento, parecen muy idóneos… Una falsa rotonda más (y van tres) para, según nos venden, mejorar la fluidez del tráfico en esa zona. Desconocemos qué experto lo ha aconsejado o cuántos informes, si hay alguno, se han realizado al respecto. Nada se ha contado, y es que quizás no haya nada que contar y ha sido un nuevo antojo.
El punto pintado en el suelo convive con los semáforos que siguen fijando la supremacía. Llega, en un momento, en el que está cortada por obras la vía principal, la Avenida Castilla. Un puntazo que convierte lo que era un simple giro a la izquierda, en una vuelta de casi 360 grados. Anula, además, uno de los carriles de salida de la calle Burgo de Osma y ya hay quejas de que dificulta, por ejemplo, el tránsito de las ambulancias, que se quedan bloqueadas. Ha sido el tema de conversación de la semana, y de las apuestas sobre cuántos conductores se la van a saltar. De momento, no está funcionando a su máximo esplendor.... Qué será del ‘puntazo’ cuando abran al tráfico la Avenida Castilla. Si es que en algún momento esas obras terminan.
Y de susto en susto vamos, tras la caída del falso techo de los soportales de la plaza Mayor. El estado de los inmuebles, y las denominadas ITVs de la construcción, son un asunto pendiente que no estaría de más que empezara a tomar relevancia. Por la seguridad de todos. Afortunadamente, se vino abajo en unas horas de poco tránsito, pero pudo costar un disgusto importante. Y a esa zona, una vez más, ha llegado la cinta de balizar. Esas tiras de plástico, son una especie de ejemplo gráfico de la situación real que vivimos. Es una parte fundamental del mobiliario público que acompaña a la ciudad. Desde hace tiempo, algunas personas me advierten en tono irónico de que no ganamos suficiente para tanta cinta colocada en diversos lugares. Una cinta que llega de forma provisional, pero luego se termina eternizando sin solución, como casi todo. Casi un año lleva balizado y vallado (aunque las vallas vienen y van, se mueven y se remueven) el edificio de los antiguos maestros en los Jardines de Don Diego, en los portales laterales (no en la Comisaría). Se supone que eso es así, porque hay un riesgo en el edificio. Los locales están cedidos a asociaciones que los han ido abandonando por su mal estado y peligrosidad, pero todavía quedan algunos colectivos que desarrollan diversos talleres, por ejemplo de costura. Los participantes denuncian de forma reiterada que el edificio está en unas pésimas condiciones. Cuando llueve, hay que poner hasta cubos para recoger el agua de las numerosas goteras.
Balizadas están las dos barandillas que despiden los jardines de Don Diego en dirección al Puente de Bigar. En ambos lados, se han vivido accidentes, que se han llevado parte de ese mobiliario de seguridad. Tardan por de más en sustituirse y, mientras tanto, dan esa imagen de absoluta dejadez en una zona céntrica de la localidad. Hay decenas de ejemplos más, solo hay que pasear por las calles y darse de bruces con el plastiquito. Se admiten ejemplos, en versión comentario.
Y así sigue pasando el día a día, en un panorama con tintes electorales en mayor grado que en ocasiones anteriores. Estamos ya en campaña, y lo que nos queda por delante. Paciencia y filtro, que llegan las promesas...
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