El pleno de toma de posesión de la corporación y de investidura del nuevo alcalde da para una crónica más allá de la de los discursos políticos. Fue una sesión de gestos, de detalles, que propician una especie de contra crónica con sitio para el chascarrillo. “Espera, que tengo que darte el bastoncito”, es una de las frases que se lleva la palma. La pronunció el presidente de la mesa de edad, cuando el nuevo alcalde, tras su discurso, se mostraba ya dispuesto a levantar la sesión. Ese ‘bastoncito” al que se refería, es el bastón de mando que representa el poder municipal, ese por el que tanto han ansiado muchos y que tantos disgustos les ha dado en la última cita con las urnas.
Así, el ‘bastoncito’, como no está ya en sus manos, se quiso entregar como si fuera cualquier cosa. Primero, con el intento de convocar el pleno a las nueve de la mañana para que pasara cuanto más desapercibido mejor. Hubo que tirar de reglamento y recordar que el protocolo y la normativa están para cumplirse. También fue muy feo que con el ya famoso 'bastoncito’, no se diera muestra gráfica del traspaso de poder. Lo lógico y protocolario es que alcaldesa saliente y alcalde entrante, escenifiquen en una foto el relevo en el poder. No estaba el horno para bollos y esa foto ya no quedará para la historia.
No fue la única foto que se chafó. La sesión comenzó mal, con una alta funcionaria situada en el sillón de Alcaldía y separando a los dos componentes de la mesa de edad. Era mi sexto pleno de toma de posesión, y nunca se ha vivido algo igual hasta que llegara la susodicha. El concejal de mayor edad hace de presidente (en el sillón de Alcaldía) y el de menor edad (a su derecha) de secretario. Dirigen la sesión y se llevan el protagonismo. Fue uno de los comentarios en el pleno, y se vio por parte de muchos de los presentes como una representación simbólica del poder que quiere o pretende ejercer. Es peligroso menospreciar a los 'jefes' porque sean nuevos en política, aunque les vea como 'corderitos'. Aquí todo se sabe, escuchan hasta las paredes y la vida está llena de sorpresas.
En lo que se refiere a los discursos, la exalcaldesa, en mi opinión, perdió una gran oportunidad de saber irse con estilo. Era el momento de mostrar orgullo por el cargo ostentado durante doce años y desear suerte al sucesor. Lo utilizó para repetir el mismo leitmotiv de las elecciones, la tasa de paro, el empleo femenino... Con un auditorio en contra, provocó hasta tres abucheos. Sorprendió también, por ejemplo, la referencia al arreglo de fuentes en el discurso de Podemos-Izquierda Unida. No digo que no haya que hacerlo, pero parece un tema alejado del rango de un pleno de investidura. Pocas ganas de hablar en el PSOE, que el mensaje que quiso trasladar es que los cinco concejales van en bloque. A Vox le pilló a contrapié, y Ciudadanos fue el que más dispuesto se mostró a colaborar. Por cierto, una vez nombrado ya alcalde, se tenía que haber dado turno de palabra también al portavoz de Sentir Aranda… Eso queda ya para el anecdotario…
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