A punto de enfrentar el último mes del año se va agotando el tiempo para finiquitar algunos asuntos. Uno de ellos es el convenio de bomberos firmado entre el Ayuntamiento y la Diputación de Burgos, que se prorrogará, pero no se terminan de conocer las condiciones concretas para el parque arandino. En el presupuesto del ente provincial hay dos millones de euros a repartir entre los parques profesionales y voluntarios de la provincia. Aunque desde la Diputación no lo dicen claramente en público, en privado han hablado de una rebaja porcentual sin entrar más en detalle. Y es que, como en casi todo, hay truco. El convenio firmado por cuatro años para Aranda es desigual en las anualidades, por lo tanto, la cantidad del primer año se fija en 225.000 euros y del último en 350.000 euros. Y todo apunta a que se apuesta más por los primeros números que por los últimos.
En cualquier caso, llama la atención que el responsable provincial de Protección civil aludiera en unas declaraciones a que Aranda no ha cumplido el convenio y que los bomberos no han salido fuera del término municipal en alguna ocasión para un servicio que se les ha requerido. Algo que sólo ha sucedido en la salida al incendio de la sierra de la Demanda en verano de 2022, que por cierto es un trabajo que no se incluye dentro de ese acuerdo. Como tantos otros servicios, que se hacen desde Aranda a localidades fuera de ese documento cubiertas por parques de voluntarios, que en ese momento de necesidad o no están o no tienen medios. Es paradójico que ahora se hable de ello, cuando ha pasado un año y medio. En ese momento, no dijeron absolutamente nada, ni en tantas otras ocasiones. Debía ser, porque en aquel entonces gobernaban ‘los suyos’.
Parece mentira que una Institución que aparentemente sirve para tan poco y paga tan suculentos emolumentos a sus representantes (diez liberados a doblón y el resto con jugosas indemnizaciones por asistencias a comisiones donde poco se enfrenta y mucho se factura), tenga tantos remilgos a la hora de afrontar económicamente necesidades básicas. Esta es una de ellas, pero hay muchas otras más, no hace falta nada más que darse una vuelta por los pueblos para tomar conciencia de ellas. En el tema de bomberos, se han inventado aquello de que están trabajando en un consorcio provincial que suena a un proceso eterno sobre el que desviar todas las culpas y soluciones. La realidad es que gran parte del territorio, también en la Ribera del Duero, está cubierto por parques voluntarios, y necesitan al parque de Aranda. Ya puestos, que dejen el convenio a cero y se encarguen de dar una solución a las localidades. ¿Sería posible? O que se pasen todas las facturas de cada servicio. De aquí al 31 de diciembre, el tema dará de sí, como ha pasado tantas veces. Lo que sucede es que cuando se habla de temas de seguridad y de vidas, se aprovechan de que la solidaridad suele estar por encima.
Y hablando del cumplimiento es verdad que se sigue sin solucionar el asunto del retén, es un aspecto enquistado y prolongado en el tiempo, que genera malestar entre los profesionales e inseguridad en los ciudadanos. Otro de los temas que finiquitar es el proceso de concurso oposición para la plaza de jefe de bomberos. Sólo uno de los tres aspirantes pasó hace meses el primer examen que fue luego tumbado en una revisión tras un recurso del actual jefe accidental. El tribunal, presidido por la secretaria general, se corrigió a sí mismo el resultado de cuatro preguntas que se habían dado por correctas y después eran erróneas. Un tema extraño, sin duda, que ha desencadenado en más recursos, informes y líos varios, en un proceso que en teoría se tiene que solucionar antes de finales del año.
Y ya que nos ponemos a hablar de temas que se tienen que solucionar, según parece, el modificado del contrato del puente de Bigar lleva más de tres semanas esperando la tramitación por parte de Secretaría General. La parte política defiende estar presionando para que el tema tenga la mayor celeridad posible, pero la parte técnica no parece tener prisa alguna. Debe de ser por aquello de que esa infraestructura solo nos preocupa a aquellos que cruzamos y vivimos el término municipal.
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