Habrá muchos más ejemplos, porque es habitual que cuando se politizan asuntos de interés general para venderse como victorias, proliferen numerosos ‘enemigos’ que están deseando que la última batalla se pierda por el camino. Hablo de la mejora de las comunicaciones vía autobús, que son efectivas desde el día de ayer, una vez que ALSA ha asumido los viajes entre Aranda y Madrid y viceversa. Se confirma un mayor número frecuencias y más ajustadas a las necesidades. Se podrá salir a primera hora de Aranda, y se tendrá la oportunidad de retornar a última desde la capital. Habrá paradas en el aeropuerto Madrid-Barajas, y algunas otras mejoras. Es innegable que los usuarios y demandantes de este servicio, aumentarán de forma cualitativa y cuantitativa, las posibilidades de arribar al foro. Desde luego, un avance positivo. Eso sí, en el transcurso de esta mejora, hay varios aspectos que me gustaría destacar, más aún porque se pueden extrapolar seguramente a tantos y tantos temas.
Este proceso, comienza con una reivindicación ciudadana que se asume como una demanda institucional sumando fuerzas con el Ayuntamiento de El Burgo de Osma. La realidad es que el ministerio de Transporte en año y medio no concede una reunión a Aranda para hablar de estos temas, pero sí abre las puertas de par en par a ‘los suyos’ para que se acerquen a dialogar. Todo apunta a que en ese momento estaba ya la decisión tomada (la del cambio de adjudicataria). Los socialistas arandinos, burgaleses y madrileños se hacen la foto del éxito y luego llega la propaganda, en forma de tortazo para el gobierno local justo el día que se daba una rueda de prensa junto al alcalde de la localidad soriana. Un gesto que (evidentemente) no estuvo a la altura, de un Ministerio y de un Gobierno central, que tiene que ser de todos. Una vez afeado esto, lo lógico es alegrarse de la mejora que supondrá para el interés general que se pueda viajar más y mejor en autobús hasta Madrid. Pues, desde el tiempo en el que se confirmó hasta el día de ayer, las mejoras en las frecuencias se han ido poniendo al día paso a paso (a cuentagotas) en la web de la nueva encargada del servicio. En todo ese proceso, antes de esperar al día D, muchos han sacado pecho porque no eran tantos los servicios como se habían anunciado, que no había viajes al aeropuerto, que no se cumplían las expectativas… Dando una sensación de alegría ante un mal que realmente hubiera afectado a los ciudadanos en general. Un ejercicio de reflexión entre todas las partes, que comienza con la politización de asuntos en los que debía trabajarse desde la unidad, pero lo que hay es una especie de interés por o ponerse medallas, o que el de enfrente yerre. Lo más graves es que este relato lo podemos extrapolar a tantas y tantas cosas, algunas de ellas de máxima importantes.
Por otro lado, el tema de las comisiones informativas es algo que también ha enfrentado (enfrenta y enfrentará) a los grupos políticos. Ese postureo de querer desconfidencializarlas, se quedó en eso. Más allá de que sean o no públicas, la oposición lleva año y medio quejándose de que no hay. En el pasado pleno se puso sobre la mesa que se celebra una media de ocho o nueve comisiones al mes menos que las pactadas. Los grupos aducen falta de transparencia y obstáculo a la participación. El gobierno, por su parte, lo ve una especie de pérdida de tiempo. Hay que recordar que se cobra por asistencia (también a pleno), pero a un máximo de cinco o seis, dependiendo las funciones. Hablando de cobros, recientemente se ha detectado que los participantes con voz, pero no voto en la junta de gobierno no deben cobrar por la asistencia, y por ello varias de las personas que lo han hecho en este y otros mandatos parece que se les va a reclamar que devuelvan el dinero. Otro melón.
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