Hubo un presidente de la Diputación Provincial que en cada una de sus intervenciones presumía de que Burgos contaba con más de 1.100 localidades distribuidas en 371 municipios como cabeceras de Junta Local. Aquel presidente, más allá de su gestión, destacaba por recorrerse de norte a sur y de este a oeste, la que es probablemente una de las provincias más complicadas del país, por su dimensión, su dispersión y sus numerosas localidades. Desde que en 2011 dejará su puesto, la filosofía ha cambiado y ya incluso las visitas a los pueblos son prácticamente testimoniales. Desde luego, que el ente provincial (suponemos como tantos otros a lo largo del mapa español) siempre ha estado muy lejos de solventar de forma real las necesidades de los habitantes de sus pueblos, de ahí el eterno debate sobre su existencia o desaparición, pero el desapego va ganando enteros por momentos.
El último ejemplo ha estado en las subvenciones de la Diputación para espectáculos culturales, en el que se ha alcanzado el mayor de los despropósitos en una situación muy cercana al ridículo. Se sacan unas bases para conceder las ayudas y 23 colectivos, cumpliendo todos los requisitos y puntuación mínima solicitada, se quedan fuera de las mismas por falta de presupuesto. Los 31 proyectos mejor puntuados se han repartido algo más de 250.000 euros con ayudas de entre los 11.000 y los 2.600 euros. El reparto de juego les ha salido de los más chapucero y prácticamente imposible de justificar a los responsables provinciales, porque entre las iniciativas que se desechan hay algunos de los proyectos más destacados en el ámbito cultural, por ejemplo, de nuestra comarca. Dos eventos de Interés Turístico Regional y multitudinarios, como la Fiesta Romana Dios Baco de Baños de Valdearados, y la Cabalgata de Reyes de Torregalindo. Además, del Verano Cultural de Milagros, actividad pionera en el medio rural de nuestro país y referente desde hace tres décadas, o la Noche de Velas de Peñaranda de Duero que aglutina a más de 4.000 personas en una fórmula de auténtico éxito. Por ejemplo, en la fiesta Romana que se celebra el fin de semana del 25 de agosto, se daba por hecho que llegaría una ayuda de 6.000 euros, bajo un presupuesto global de 40.000. Ahora, a un mes vista, algunas de las actividades están en el aire y el colectivo busca patrocinadores. La fiesta surgía hace más de 20 años para pedir a las instituciones, entre ellas a la Diputación, que se retomaran las excavaciones arqueológicas en la villa de Santa Cruz y se pusiera en valor unos restos romanos que finalmente sufrieron el expolio, con nocturnidad y a pico y martillo, de su mosaico central (del que nunca más se supo). Las administraciones dieron la espalda en eso, en el patrimonio que marca las raíces, y ahora en la fiesta que lo reivindica.
Lo más penoso es que hablamos de un presupuesto, el que necesitan los 23 colectivos que han quedado fuera, que es una especie de calderilla comparado con las cifras que se mueven en esa institución. Un organismo que muchas veces fija sus objetivos en lugares que no le proceden (solo debiera tener potestad en municipios de menos de 20.000 habitantes) para financiar actos que están muy lejos de lo que debe ser su reto principal: garantizar la calidad de vida de las personas que han decidido quedarse en el medio rural, dotando de vida a los pueblos con actividades culturales, pero también mejorando las conexiones y garantizando los servicios básicos.
Y cambiando de tercio, en Aranda, el tema de conversación, sin duda, es el proyecto de hipermercado que se quiere levantar donde, en la actualidad, hay un conocido club nocturno. La iniciativa lleva aparejada la construcción de una rotonda por parte de la empresa, ya que se supone que la nueva superficie comercial estará más concurrida que el actual negocio. En el estudio del asunto durante la Comisión Informativa de Urbanismo, un representante de esa marca valenciana que tiene ya dos supermercados en la ciudad soltó la ‘bomba’ de que el nuevo estreno supondría el cierre del establecimiento ubicado en la calle Carrequemada. Una superficie con un gran nivel de ventas, situada en uno de los barrios más populosos y envejecidos, el de Santa Catalina, además de dar servicio a otras zonas arandinas. Si las intenciones se confirmaran, desde luego, sería casi tocar de muerte a una zona de la ciudad que iba a quedar prácticamente desabastecida de oferta de servicios y otros daños colaterales. Toca esperar, o mover ficha.
|
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|