De eso que una está tranquilamente una mañana de sábado, pensando en otras cosas, ajenas a la actualidad, cuando en la bandeja de entrada del correo electrónico aparece un bando de Alcaldía. Supongo que la misma gracia que a mí recibir el mensaje, le hizo a quien le encargaron enviarlo, por orden de arriba. La llegada del mismo, no sé muy bien si responde al argumento de hacer que trabajan hasta los sábados, o la descoordinación de que no se deciden las cosas hasta el último momento.
¿El motivo del bando? El corte de tráfico de vehículos y tránsito peatonal en el puente del río Duero desde ayer lunes. Al leer eso, la mente fue directa al de Bigar, por el repica maño de las obras… Idea errónea, ya que se trataba de la colocación de la iluminación ornamental. Ahora es iluminación, hace dos años era ‘teñir” de rojo el río Duero con un encendido con toque de magia de mago y el lema de ‘Un río de vino’. Entonces, era cuando se nos anunciaba a bombo y platillo la programación de la Ciudad Europea de Vino. Esos tiempos en los que se nos contaba ese cuento de que a la tercera iba a ser la vencida y que por el río iba a correr vino, de forma iluminada y metafórica, en marzo de 2022. En marzo estamos, pero de 2023. Siendo sinceros, a estas alturas, más allá de la cita con las urnas, no sé qué prisa puede haber para ejecutarlo ya mismo. Hacer coincidir esa colocación, y esos cortes de tráfico durante dos semanas, con las obras de la Avenida Castilla, las de la Glorieta Rosales o la campaña asfáltica en momentos en los que no se recomienda asfaltar, con calles bien fresadas durante largos días para destrozar neumáticos, coches y tacones… A todo ello se une que está levantada la Avenida Ruperta Baraya y la calle Santo Domingo, cuyos vecinos narran (con honda indignación) que o se saltan la dirección prohibida o es misión imposible acceder a sus garajes. Y quizás también… ¿La prueba de carga del puente de Bigar? (Son capaces). Con toda esta fiesta montada, se ponen a colocar las luces, las del puente… Otras, ni están, ni se las espera. Casi 100.000 euros se han invertido en la performance ornamental, que dejó de ser ‘urgente’ hace muchos meses. El resultado, habrá que esperar a verlo.
Y a todo esto, el tren vuelve a dar que hablar. Para mal, por no variar el discurso de los últimos 20 años. Nos dejan fuera del Corredor Atlántico. Ya ni sorprende. Es más, era previsible. El PSOE sale rápidamente a decir que están radicalmente en contra de esta decisión del Gobierno, aunque sean de los ‘suyos’, se venden como los más reivindicativos y acusan a la alcaldesa de falta de liderazgo en este asunto. Ni en los últimos cuatro años, con colores contrarios al Gobierno Central, ha sabido tirar del carro. Pocas horas después, sin convocatoria previa, la primera edil se revuelve y alardea de una sanción a ADIF y la paralización de las obras de levantamiento de las vías en la estación de El Montecillo. Le pudo el ansia del momento, las prisas de contestar al contrario y no preparó el discurso con demasiada claridad (vamos, que no hay quién entienda lo que dijo)
Y la pregunta es: ¿La actitud de ambas partes, de los dos partidos mayoritarios, hubiera sido la misma de encontrarnos en otro momento del calendario? Se abre debate.
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