Hoy se van a aprobar los presupuestos municipales de 2024. Unos presupuestos que se nos han hecho eternos y ni tan siquiera han entrado en vigor. La puesta en escena se ha desarrollado en una trama y un desenlace que muchos pronosticamos desde un primer momento. Prácticamente, hemos vuelto al punto de partida, a retrotaernos seis meses y medio atrás en el tiempo, cuando se exigió la retirada de las liberaciones para llegar a un acuerdo. Había claras evidencias para augurar que sin mayoría absoluta, la imposición tenía nulas opciones de triunfar, más aún en un ambiente revuelto y poco propicio al encuentro. El pasado 31 de octubre, en la crónica Liberando, se sacaba a relucir por primera vez la guinda que nos ha tenido este medio año metidos en un bucle. En ese artículo se destapaba que los presupuestos incluían cuatro liberaciones para el equipo de gobierno, más tres puestos de confianza y todos sus detalles. Desde entonces y hasta ahora: ríos de tinta, enfrentamientos, informes contradictorios, hipotesis de mociones de confianza, sobreexposición, desgaste y unas hojas que no han dejado ver el bosque. Sin duda, lo más importante son los seis meses largos perdidos, porque es imposible llegar a una ejecución de proyectos digna teniendo la mitad de tiempo del necesario para sacar a contratación las diversas inversiones. Dicen, en general, que para alcanzar el éxito de futuro es fundamental saber aprender de los errores. Por lo tanto, esperemos que nuestros munícipes no se encariñen en demasía con la piedra que les ha hecho tropezar, que esto sirva de enseñanza y hayan sabido extrapolar la moraleja.
Dentro de esos presupuestos también aparecen algunas novedades reseñables, tras el acuerdo firmado entre el equipo de gobierno y el PSOE. Por ejemplo, una vez que entren en vigor, todos los concejales, ya sean del gobierno o la oposición, cobrarán los mismo por acudir a plenos y comisiones y tendrán idéntico máximo de asistencias. Hasta ahora, el equipo de gobierno y los portavoces de la oposición cobraban una asistencia más y una cantidad algo mayor por cada una de ellas. De esta manera, en la actualidad, alcanzando el máximo de asistencias (no siempre se llega, o no lo hacen todos los concejales), el gobierno y los portavoces cobran cerca de 1.400 euros y la oposición algo más de mil euros. Será el primer ‘retoque’ al alza que se aplique a las retribuciones, pero no parece que vaya a resultar el último. El día 10 de junio se celebrará la primera mesa de negociacción de liberaciones, puestos de confianza e indemnizaciones a los concejales. Se presupone que de ahí tendrá que salir otra modificiación y problablemente a mayores. Seguramente, se contemplarán las liberaciones, además de un plus para las labores de gobierno y portavocías, y alguna cosita más. Veremos lo que sale de esa mesa de negociación de ‘sueldos’, pero auguro buenos titulares y algunos retratos de detalle.
En toda esa negociación de última hora, quien parece haberse quedado fuera de la ecuación y no encuentra demasiado bien el sitio donde posicionarse, es el Partido Popular. Por contra, Vox sí aparenta tener asumido su lugar, y no busca hueco en ese tablero de ajedrez. Sorprende la nota de prensa en tono rebote (despecho) del PP, transmitiendo que al equipo de gobierno le gustan mucho más sus propuestas, pero que el PSOE les ha vetado para mal de Aranda. Como cambia la política en un instante. El idilio que han aparentado los dos grupos mayoritarios de la oposición durante casi un año y esa famosa ‘pinza’, quizás haya estallado. Habrá que esperar para saber si ha sido fugazmente o con proyección de futuro. Lo evidente es que la matemática no miente, y si hubieran gustado tantísimo las propuestas del PP, sus cinco votos eran suficientes para sacar adelante el presupuestos sin el apoyo del PSOE. Por lo tanto, lo que ha quedado claro es que deshojando la margarita se ha elegido a los socialistas como socio prioritario (ahora y hace seis meses).
Por otra parte, los populares también alertan sobre una situación: los informes técnicos contrarios de la plantilla de personal que va a aparejada (obligatoriamente) al presupuesto y el riesgo de las cifras municipales se puedan anular en el juzgado si alguien recurre (se supone que ellos). Todo viene de aquella modificación de la plantilla que salió adelante en un pleno a principios del mes de abril. Entonces, contaba con los informes favorables del técnico de personal. Posteriormente a ese pleno, y tras la postura defendida en esa sesión por los populares esgrimiendo una sentencia del año 2014 que lo consideraba inviable, ese trabajador municipal ha cambiado de criterio, según cuentan. Ahora es cuando surgen muchas preguntamos… Cuándo asesoró bien, en el primer momento o ahora… A qué se debe el cambio… Errores humanos o asuntos extraños… Cada vez son más habituales esas raras situaciones que van mucho más allá de la política. O dejémoslo en que política se hace desde muchos espacios.
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