Los ríos son vida y dan vida a una ciudad. Eso sí, la ciudad debe vivir de cara a los ríos y no darles la espalda. Desde luego, es una gran riqueza que Aranda cuente con tres ríos, con kilómetros de riberas, naturaleza y zonas de esparcimiento. Eso es lo bueno, un lujo envidible. La contra, que no debiera serlo si tuviéramos hechos (o nos hubieran hecho) los deberes en materia de infraestructuras, es que, en algunas ocasiones, los cauces pueden separar demasiado las zonas de una ciudad.
Trabajar en la mejor integración de los ríos en el entramado urbano y también ponerlos en valor como zonas de recreo o de contacto con la naturaleza, es una asignatura pendiente. Por una parte, la Junta de Castilla y León ha perdido la homologación del GR-14 en un acto de dejadez más, de los muchos que han marcado la historia de ese recorrido. Años de falta de mantenimiento y de inversión, que han provocado que en muchos momentos luzca del todo salvaje. Potestad de la Administración Regional, que tampoco ha sido socorrida por el Ayuntamiento. A veces no hay que tener todas las competencias, o las potestades, o las obligaciones, para dar un paso adelante y mejorar una zona que disfrutan muchos arandinos.
A eso hay que unir la pésima situación del quiosco de El Barriles. No ya ahora, que ha sufrido la enésima inundación, sino anteriormente. Nadie se puede sorprender de que esa adjudicación del bar quedará desierta hace unas semanas, tras dos años cerrado. Es imposible que semejantes circunstancias e instalaciones, tengan algún pretendiente, sería una locura. Parecida o peor, es la realidad del establecimiento del parque de La Huerta, donde ni tan siquiera se han hecho las reformas pendientes desde hace tres años. Todo ello, en una zonas de riberas y parques, que se inundan un año sí y otro casi también, la naturaleza hace que el río luche por recuperar sus dominigos, pero, más tarde, no se procede a recuperar el mobiliario urbano, las jardineras, el entorno…
Y digo de espaldas a los ríos también por la escasez histórica de infraestructuras que unan las zonas situadas aquende y allende. Osea, los famosos puentes. El tercero, incluso, en su día, se habló del cuarto. Se apostó tanto por el cuarto correspondiente a la circunvalación Este competencia de la Junta, frente al tercero de la ronda interna competencia del Ayuntamiento, que finalmente ni uno ni otro. El Consistorio lo debiera tomar como una prioridad, no de ahora, desde hace 20 años. Es carísimo, sí, pero, si lo hubieramos hecho hace dos décadas, estaba más que amortizado.
El problema de unión entre barrios es evidente y se vive en el caos de tráfico en hora punta. Ahora se ha incrementado aún más por las obras de acometida de la red de calor en la zona de Burgo de Osma. Ha hecho que la vía esté cortada en dirección centro, sí se puede utilizar en sentido contrario. Situación que ha generado quejas entre conductores y otros percances provocados por aquellos que optan por hacerse los despistados y saltarse la prohibición a la torera. Quízas, los mayores problemas están por venir. Un informe desvela graves deficiencias en el puente de Bigar y concluye que son necesarios unos trabajos urgentes e imprescindibles para consolidar la vía.(Como ejemplo, la foto que ilustra).
A falta de hacer sondeos y catas más específicas, se considera que es imprescindible asegurar el apoyo del firme de la calzada y las aceras, ejecutar nuevas aletas, juntas de dilatación y otros elementos importantes de la infraestructura. Preocupa evidentemente el estado de este puente utilizado por cientos de peatones y vehículos al día. La obra se quiere incluir en los próximos remanentes y debe de ser una prioridad. Dependiendo de las características de los trabajos, el caos de tráfico puede ser brutal. Mientras tanto, el tercer puente es un sueño y, casi casi, una utopía.
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