El termómetro se ha disparado. La temperatura está subiendo más allá de la climatología, trasladándose a asuntos municipales que parecen una olla a presión. Este Ayuntamiento siempre ha sido muy de jugar al patadón. El de lanzar el balón arriba con fuerza hacia el campo contrario, para quitarse de encima temporalmente el problema, aunque más temprano que tarde aquello acabe en un gol en su portería. Algo así ha hecho con el tema de los bomberos, que han sido los últimos en caer en la trampa y fiarse de una palabra que, a la vista está, aporta escasa (o nula) credibilidad.
Hace tres semanas, el equipo de gobierno y los bomberos llegaban a un preacuerdo, que desbloqueaba el conflicto abierto desde hace año y medio, primero con la supresión del retén por parte del Consistorio, y luego con la decisión de no realizar horas extras por parte de los profesionales para denunciar una falta de seguridad que ponía en riesgo a bomberos y ciudadanos. Tras dos meses sin cumplirse los servicios mínimos, y con la calle en contra de los regidores según se constató en las manifestaciones, el gobierno movía ficha con una propuesta que incluso superaba las mejores aspiraciones de los bomberos. Vamos, por poner un ejemplo numérico, si pedían una cosa, se les concedía duplicada.
En un visto y no visto, de no ser viable legalmente tener un retén de guardia al que se movilizara en caso de necesidad, se pasó a prometer ocho bomberos por turno como servicios mínimos para que se pudieran cubrir dos salidas, con trabajo presencial. No entendimos entonces, que se hubieran perdido 18 meses en un conflicto que ponía en riesgo la seguridad de todos, para acabar casi en el punto inicial. La única explicación es que se vislumbraban las municipales en mayo…
Pues bien, las partes estuvieron de acuerdo, se dieron tres semanas de plazo para que entrara en vigor el nuevo servicio de ocho efectivos y, mientras tanto, los bomberos al día siguiente retomaron las horas extra. El viernes, a las doce de la noche, se cumplieron las tres semanas y nadie ha dado paso al frente, políticamente hablando, para que se cumpla lo prometido. Primero un informe del jefe de bomberos hacía cuentas para decir que el retén era lo mejor, cuando se lleva año y medio con el conflicto de que no se puede poner en marcha. Los informes superiores no han llegado y la situación, nunca mejor dicho, está que arde.
No hay excusa posible. Si es algo imposible de conceder que no se prometa, se presupone que los políticos lo tenían que saber de antemano. Eso sí, han ganado tres semanas de tiempo. Como en casi todas las cosas, jugando con los ciudadanos. En la época de más riesgo, los arandinos y ribereños pagaremos una vez más las consecuencias de su gestión. Y mientras tanto, agotados por la gestión deciden irse de descanso casi todos a la vez y no sabemos muy bien quién ha llevado en la última semana el timón del Ayuntamiento. Aunque claro, visto lo visto, a lo mejor funciona mejor a la deriva.
Por cierto, así para terminar, os acordáis de aquella trabajadora que un 31 de diciembre de 2020 recibió una carta de despido después de años de labores en la Concejalía de Urbanismo, por temas que parecían más subjetivos que objetivos. Algo así como que no gustaban demasidado sus informes, suena que no eran muy a la carta. Pues vuelve, ha ganado el concurso oposición para la bolsa de empleo. Surrealismo. Eso debe ser algo así como el Karma.
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