Apagar los fuegos con gasolina. Nunca mejor dicho. Eso es lo que pretende el Ayuntamiento. Ahora, en el asunto de los bomberos. Lejos de actuar como una institución, ha entrado en un juego de advertencias a golpe de titular. El mayor problema es que con esos órdagos, con ese y tú más, con esas ruedas de prensa en las que planean amenazas, están dejando en una autentica situación de desprotección a los ciudadanos para los que dicen gobernar.
En Alcaldía nunca han gustado aquellos que rechistan (en cualquier gremio, ámbito, incluso a pie de calle), y los bomberos lo hacen mucho. De ahí que se evidencie una cierta sensación de batalla particular, en la que se ha perdido hasta el disimulo. Una guerra donde la seguridad está en juego y con una opinión pública llena de incertidumbre. Ante eso, el equipo de gobierno ha movido ficha para intentar ganar la calle, con un aspecto que cala, el del dinero. Su coartada, la abultada cifra en horas extra que ganan los profesionales de extinción de incendios. Según el Ayuntamiento, 450.000 euros el pasado año. Sin duda, una pasta.
El colmo de la incongruencia es que el Ayuntamiento se echa las manos a la cabeza por el volumen de dinero que ganan los bomberos por ese concepto, al mismo tiempo que anuncia que abrirá expedientes disciplinarios a los profesionales (incluso ira a la vía penal) por negarse ahora a hacer esos servicios extraordinarios. Eso sí, hablan de horas extra (solicitadas por el Consitorio y trabajadas), pero no bases de cotizaciones, complementos específicos o conciliaciones de vidas.
Desde luego, es una cantidad muy alta. Sin duda podría servir para contratar una decena más de profesionales, formados y funcionarios de carrera que sepan responder a los indicentes. ¿Por qué no se ha hecho? Por una nefasta política histórica de personal. Sí, histórica, pero, a estas alturas de la película no sirve la excusa de la herencia recibida. No hay quien compre el argumento. La alcaldesa, en breve, cumplirá once años con el bastón de mando. Y sí, ella es el pasado, ese que no ha hecho los deberes en materia de personal. Es más, está recibiendo su propia herencia de más de una década.
En el asunto de bomberos hay otro tema que me sorprende y mucho. Hablo de la celeridad con la que se quiere contestar y contraprograman las ruedas de prensa o los posicionamientos del parque de bomberos. Hay respuesta inmediata. Incluso se convocan comparecencias con el anhelo y la esperanza de neutralizar sus palabras con apenas media hora de margen, argumentando la urgencia y que el tema de máximo interés. Será por tratarse de un tema que se ha tomado como algo personal, por intentar maquillar la imagen al saber que estos temas calan en la opinión pública, o porque el asunto subyace más allá del ámbito local… Quizá, por todo. Llama la atención en un Ayuntamiento que da muy poco la cara (más bien nada) ante los problemas. Se paralizan las obras de la Avenida de Castilla y no se convoca rueda de prensa urgente. Se anula la licencia de apertura de la plaza de toros y tampoco. La prometida sobre los fondos europeos se esfumó en el ambiente. Ante el cierre del museo de cerámica la respuesta fue: ninguna. Las alas México viajaban de Burgos a Toledo, sin parar en Aranda y se miró hacia otro lado. Esto último me lleva a otra reflexión para concluir. ¿Si no se consiguen las alas, las 22 razones para visitar Aranda en 2022 se quedarán en 21?. En 20, mejor dicho, porque con el museo de cerámica cerrado la exposición vino y cerámica parece un poco utópica. Y seguimos descontando…
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