El tema nos tiene agotados. Casi rendidos. Me incluyo. Diría que hasta enfadados, mosqueados e indignados como mínimo, por qué no decirlo. Han sido dos décadas de travesía en el desierto. De manifestaciones, de plataformas varias, de promesas, de mentiras, de excusas en forma de estudios… De que todo el mundo mirara hacía otro lado. Es verdad. Decir otra cosa sería disfrazar la realidad.
Ha habido manifestaciones multitudinarias incluso antes de que la vagoneta quedara atrapada en el túnel de Somosierra, porque la muerte lenta y agónica ya se veía venir. Ha habido concentraciones semanales de algunos arandinos cuyo mérito y perseverancia merece el justo reconocimiento. Incluso un tren reivindicativo que volvió a circular durante unas horas de nuevo entre Burgos y Aranda, cargado de pasajeros con motivo de una iniciativa emprendida durante la celebración de Las Edades del Hombre. Ha habido enmiendas, mociones, reuniones y demás familia y nada de nada. En todos estos años, hemos recibido poco apoyo de nuestros vecinos burgaleses. A la comarca, junto al nordeste segoviano y la sierra norte de Madrid se nos ha dejado de lado.
Ahora desde Burgos se nos invita a manifestarnos y probablemente no nos haga ninguna gracia bailar el agua a nadie, pero la realidad es que tenemos que intentar sacar tajada de la última oportunidad, sea quien sea quien esté al frente del movimiento. Necesitamos que se reactive una baza de futuro para conservar el tercer polo industrial de la región como mínimo y velar porque nuestra ciudad tenga vida económica y laboral a largo plazo. Eso es indudable. Los románticos también verán una oportunidad de vislumbrar ese ansiado tráfico de viajeros, aunque parezca casi una utopía.
Por ello, es necesario respaldar esta tarde la manifestación por el futuro del directo. Por esa posibilidad de inclusión del corredor central que une Madrid y Burgos, dentro del corredor atlántico. El gobierno debe de pedírselo a Bruselas y en Europa recibir el visto bueno, pero siempre es imprescindible que el ejecutivo español dé el paso. En Burgos saldrán a la calle a la misma hora, y en Aranda una vez más es necesario dar un ejemplo de nuestra reivindicación. De esa fuerza social y luchadora que existe. De ese aquí estamos los ciudadanos hartos de que nos hagan caso, como ya se demostró en las urnas recientemente.
Y cambiando de registro y hablando del ámbito político, el tablero se va moviendo y ya queda menos para conocer el resultado. La regeneración en los partidos políticos se salda con premios en las derrotas. El candidato socialista irá la Diputación Provincial y la candidata Popular suspira por el Senado. Esa es la regeneración democrática. Sorprenden los escasos gestos realizados por los dos partidos mayoritarios a la hora de poder convertirse en socio de gobierno de Sentir Aranda. Unos gestos que no digo que vayan a servir de algo a la hora de concretar acuerdos, pero se pueden convertir en una declaración de intenciones que lea lo que han querido transmitir los ciudadanos a través de las urnas. Por cierto, las diputaciones, especialmente la de Burgos, servirán cuando diputados (todos) y presidente, trabajen por el bien de los términos municipales, más de un millar, que existen en la provincia de Burgos. Como eso ni pasa, ni va apasar, quizás lo mejor es cerrar el chiringuito, aunque quedarían muchos ‘huérfanos’.
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