Hoy toca hablar de imagen. La que proyecta la ciudad. Tanto de cara al exterior, como a sus ciudadanos. Si hace quince días aludía al sensacionalismo con el que se había hablado en un programa de ámbito nacional sobre el barrio de Santa Catalina, y el daño que eso hacía a la imagen de la ciudad; días después, el tema sigue en el foco. Quizás, algunos vecinos han intentado replicar esa realidad y echarla por tierra en otra cadena de televisión, pero el efecto ha sido el contrario. Se detallan peleas, ocupaciones de viviendas, inseguridad; pero luego se pretende argumentar que es puntual y que eso sucede en todos los sitios. Error, porque la sensación que se deja es la de una zona marginal y peligrosa. Esa gran imagen de la ciudad (léase con ironía) se completa con otra noticia también de calado nacional, pero de un asunto totalmente diferente. En este caso, el referente a los impagos a los jugadores de la Arandina C.F narrando su paupérrima (y denunciable). Intentemos copar foco nacional por temas buenos, o reivindicativos y no encadenar desatinos que deprecian la marca.
El tema de la situación de la Arandina y esa proyección negativa, se intentó empaquetar en el pasado pleno al Ayuntamiento, por el tan traído y llevado contrato de patrocinio de 190.000 euros para el partido del Real Madrid de Copa del Rey de hace año y medio. Nos conocemos todos el asunto de carrerilla. Igual que sabemos que el problema actual del club viene de un proceso de gestión interno que deja muchas dudas, más allá del cobro o no de esta abultada cifra. Asunto que está, de momento, perdido en el limbo del juzgado. En cualquier caso, una vez que los informes dicen que hay que pagar esa cantidad económica al equipo de fútbol, cuando antes se pague, mejor. Seguro que no va a ser la solución, pero por lo menos se acabarán ciertas excusas. Lo de ponerse a exigir (por parte de la Arandina) la cantidad que tienen que pagarle este año en subvención el Ayuntamiento (mínimo 63,000 euros) es ya una sobrada. Como pidamos así todos los ciudadanos…
Y en la imagen interna, esa que tenemos los vecinos, estamos ya expectantes para salir del culebrón de los presupuestos. Hemos vivido un pleno donde se rechazaron, un pleno de cuestión de confianza, un mes para que se hiciera una moción de censura que sabíamos inexistente, la publicación en el Boletín, los quince días hábiles de exposición pública, las enmiendas y sus impulsores, el informe que las tumbaba (rapidísimo, hay que admitirlo), la comisión de Hacienda, y el próximo jueves, el pleno donde se votarán las aceptadas a trámite, que son la de la Arandina y la de La Aguilera. Ni las que iban en contra de las liberaciones, ni de la plantilla de personal, han pasado el filtro informador. Por lo tanto, la realidad nos pone por delante, una vez más, solo medio año para ejecutar el mayor presupuesto de la historia, algo que dejará (como siempre) muchos proyectos en el aire. También, justo dos años después de empezar a gobernar, llegarán las liberaciones. (Aleluya, dirán algunos).
Por cierto, en la imagen de la ciudad también influyen las fuentes y su estado. He de decir que hace dos años, en la toma de posesión de la actual corporación, el actual concejal de Medio Ambiente (entonces todavía sin tener esa delegación) se planteaba como uno de sus dos retos, recuperar el agua de las fuentes. En aquel momento, me pareció un asunto demasiado sencillo (o poco ambicioso) como para un pleno de tal calado, pero a juzgar por el estado actual de las mismas, se ve que en esta localidad todo cuesta un mundo.
|
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|