
Ha llegado el mes de octubre y se ha cumplido lo previsto. No hay empresa municipal de servicios que pueda asumir el mantenimiento de parques y jardines. Todos lo sabíamos (30 trabajadores, 1,4 millones de euros y una fuerte inversión en maquinaria), aunque quienes nos gobiernan pretendan menospreciar la inteligencia de los ciudadanos. Lo más triste de este asunto es que la historia se repite, anteponiendo los intereses particulares a los intereses generales. Eso es más que una evidencia.
Si hacemos historia, hace dos años, se nos dijo que se aprobaba la prórroga del servicio de jardines durante un año porque en octubre de 2024 la empresa municipal iba a ser una realidad. Cuando se acercó esa fecha, se nos trasladó que el tema es complicado y que se tiraba de la segunda y última prórroga, porque este mes de 2025 iba a estar en marcha. Y como estaba cantado, llegamos al fin del contrato y sus prórrogas, y de la empresa municipal nada se sabe, ni nada se espera. Ahora, nos cuentan (como si de un cuento de fábula se tratara) que se va a proponer una continuidad fuera de contrato por un año más, porque para octubre de 2026 sí que sí, se va a tener esa empresa. Resuenan las carcajadas de fondo.
Y la pregunta que todos nos hacemos es por qué ni hace dos años, ni hace uno, ni ahora, se ha elaborado un pliego para adjudicar un nuevo servicio, solventando el problema con prórrogas y continuidades fuera de contrato, con una empresa cuyo trabajo en los parques y jardines está puesto en entredicho por la mayor parte de los arandinos. Sin embargo, en estos momentos, estamos en sus manos con esta situación, en la que seguro van a empezar a caernos pagos a mayores, con el argumento de que la realidad económica actual no es la hace cuatro años.
Da la impresión de que el gobierno municipal se sigue agarrando a la carta de la empresa municipal (que ya suena a farol) por una carambola política. Por un lado, hay que sujetar a un socio de gobierno con el cual se firmó un pacto donde se fijaba ese punto como prioridad. Por otro, el concejal de Medio Ambiente tiene que seguir convenciendo a ese partido (IU), que tiene como máxima la empresa municipal de servicios, y ganar así un año más de liberación. Si eso es interés general, que me lo expliquen, porque no se entiende. El argumento ahora es que no hay habilitados nacionales, ni técnicos, para sacar adelante los pliegos (también el de la depuradora). Curiosamente, un razonamiento similar al que daba VOX para echar por tierra la dedicación exclusiva para la Concejalía de Medio Ambiente. Paradojas…
Quizás, políticamente, tampoco están midiendo demasiado los plazos. Cuando llegue octubre de 2026, y no se tenga en marcha una empresa municipal ni una nueva adjudicataria del contratado, volveremos a plegarnos en manos de la actual adjudicataria y una situación anómala legalmente, pero, además, estaremos a tan solo siete meses de las elecciones municipales. Momento en el que estos ‘dramas’ son más significativos. Sorprende que nadie entre en razón y dé un giro a los acontecimientos, ni se sopese lo que se denomina una ‘crisis de gobierno’ y un cambio de responsabilidades o cromos, porque está claro (y demostrado) que algunas obcecaciones no funcionan y no hay disposición de arreglarlas.
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