Puesto el punto final a todos los folclores varios y con la llegada de la ‘rebequita’ como compañera del cualquier otoño ribereño que se precie, es cuándo nos empezamos a preguntar realmente y… ¿Ahora qué? No tenemos muy claro si la ciudad podrá retomar algo el pulso (si es que lo ha tenido en algún momento, o solo habrá tiempo para el reparto de cromos de cara al futuro.
Mientras se deshoja la margarita que más abajo analizaré, ahora el tema estrella, sin duda, se centra en las obras de la Avenida Castilla. Del escándalo por el retraso, se ha pasado al drama del alquitranado. Más allá de que guste o no, de que sea funcional o una chapuza, o que sea pronto para juzgar o demasiado tarde… Lo primero que se echa en falta es una mínima información de la ‘modernidad’ con la que nos iban a sorprender. Nada de Nada. Simplemente unos carteles para anunciar el asfaltado de las aceras, y a partir de ahí comienza el debate sobre cómo es posible que eso sea así. El alquitranado, de momento, no gusta. Por mucho que nos vendan eso de que hay que esperar hasta que todo esté terminado para juzgar, o que así queda mejor ese amianto que se ha enterrado en el subsuelo, porque, según ellos, era muy caro sacarlo y ponía en riesgo la seguridad.
En el Ayuntamiento piden calma y anuncian un resultado ‘moderno’ que va a gustar. Queda dar la capa de resina y el pulido. Las malas lenguas dicen que eso servirá para resbalar en las heladas más crudas y asfixiarse en el tórrido verano. Respecto a que se trata de una obra vanguardista, hay barriadas en Valladolid que tienen ese método desde finales de los 70, a punto de modernizarlo. Pero lo dicho, paciencia y calma. Mucha paciencia, porque esas obras no tienen pinta de terminar rápido.
Entre los detractores del baldosín, es entendible el argumento de que no aguanta, que se levanta, se revienta y no dura nada, pero entonces… ¿Por qué se mantiene en la calle San Francisco (que también está en obras)? Forma parte de la misma vía, de la antigua Nacional 1, pero eso de homogeneizar, para la próxima (que puede ser cualquier día). Y mientras pasa todo esto, todavía nada se sabe sobre qué pasará en la reforma de los Jardines de Don Diego. Presupuestadas están, no es la primera vez, pero ni tan siquiera se prevé una licitación inminente.
De forma paralela, sigue el día a día político y se van levantando las cartas electorales. Estaba cantado, pero ya es oficial. El PSOE ha sido el primero en mover ficha y proclamar candidato. Sabíamos que iba a ser Ildefonso Sanz. Y así ha sido. Al igual que sabemos que, por el lado contrario, llegará Raquel González. Y así será. La gente (según se lee en las redes y se escucha en la calle) pide renovación, pero los partidos venden “experiencia”. Y ese más de lo mismo continuará en todos aquellos que se van a intentar recolocar, buscando un hueco donde sea posible. Y los focos de interés siguen mirando a ‘Sentir Aranda’ que debe mover ficha rápido porque da la sensación de que la gente se está empezando a cansar de tanto misterio. Mención especial también la presencia de Feijoo que vino literalmente "a visitar un viñedo".
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