La realidad puede superar a las ficciones mas tétricas. Con esa frase tan cruda se puede resumir gráficamente la situación del cementerio municipal de San Pedro Regalado. Hay algo más cruel que no saber si alguien va a poder tener un entierro digno, y que incluso familiares y allegados tengan que ayudar a dar sepultura a sus seres queridos. Es, de verdad, para que se caiga la cara de vergüenza. Algo insoportable, inhumano... Todo consecuencia evidente de una pésima gestión municipal, una más. Lo más cruel es que se suma, además, una actitud de nula empatía y auténtica prepotencia. Se demuestra en las respuestas y alusiones de la alcaldesa a este asunto. La última, en el pasado pleno. Como que no tuviera culpa alguna de este auténtico desaguisado, ni le importaran sus consecuencias dramáticas. Que ella pasaba por ahí y a pesar de lo bien que hace las cosas, se ha encontrado con el problema sorpresivamente. Así, sin sonrojo.
Ese sonrojo que sí nos ha entrado a todos los ciudadanos cuando la situación del cementerio arandino se ha convertido en noticia de un informativo nacional en prime time. Aranda aparece como un lugar tercermundista donde un Ayuntamiento no puede garantizar, ni tan siquiera, un descanso eterno digno para sus vecinos. Ni en el pueblo más remoto, ni en el más perdido, ni en el más deshabitado... ¡Qué bochorno!
Con ello, sin embargo, la regidora ha cumplido uno de sus retos. Enhorabuena. Ha encontrado esa proyección mediática nacional que busca ansiosamente desde hace tiempo. No ha sido por lograr la implantación de una multinacional que genere decenas de puestos de trabajo, ni por ser un referente nacional en el sector del enoturismo, ni por lograr unos millonarios fondos estructurales Next Generation, ni por organizar una feria referente en el país, ni por ejemplo de ciudad moderna y embellecida... Ha sido porque no tenemos enterradores, por culpa de un gobierno que lleva años mirando hacia otro sitio, pensando que ese tema no le va a dar ni una buena foto, ni un buen titular… Pues miren, se han equivocado.
Profundizando en el asunto de personal, a la falta de trabajadores en el cementerio, se une la crisis del servicio de bomberos, el colapso en la oficina de obras, la ausencia de solución para la estabilización de más de un centenar de interinos… Una lista que no tiene fin. El último susto ha llegado con la tramitación de la plantilla de personal. Por resumirlo, para aprobar los presupuestos municipales, hay que acompañarlos de forma obligatoria con la plantilla de personal. Algo que se repite, año tras año. Siempre. Es de preescolar de presupuestos. Es sorprendente que nadie deparara en que el presupuesto había concluido sus pasos, mietras que no se había dado ninguno en la plantilla. Tramitaciones que deben ser paralelas pero una se pierde en el camino. Esto es raro. Rarísimo.
El concejal es nuevo, pero… ¿Nadie le había advertido de esta obviedad? Ni la alcaldesa que ha llevado los dos años y medio anteriores esa concejalía, ni la concejala de Hacienda que tramitaba los presupuestos desde hacía cinco meses... ¿No hablan entre ellos? ¿No trabajan en equipo? ¿No repasan los asuntos, (en este caso el más prioritario en un Ayuntamiento)? ¿No piden asesoramiento a los técnicos? Pasan cosas de los más "extrañas" en lo que parece ya una olla a presión de gobierno. Eso sí, se ha llegado a tal punto que nada sorprende (negativamente hablando).
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