Razones

Casi empezaron a la vez, quizás no tienen mucho que ver, pero juntas forman un relato que acerca a una realidad que toma forma de despropósito. Por una parte, unas obras eternas que dejan poca esperanza de un resultado positivo. La otra, un mandato municipal que está alcanzando tintes 'bélicos'. A la sexta tampoco ha sido la vencida, ha pasado el 31 de marzo y las obras de los Jardines de Don Diego ahí siguen. Lo más grave es que para casi nadie ha sido una sorpresa. Lo sabíamos, por muchos cuentos que nos quieran contar, o pelotas que se quieran lanzar a otros tejados. El ‘tesoro’ que parecen buscar en la zona de San Gregorio todavía no se ha encontrado, y la invasión hasta la calle Carrequemada sigue dejando ese laberinto peatonal, de rampas y pasadizos que cada día se rediseñan, y se asemeja demasiado a un juego de escapismo. 
Desde luego, quienes diseñan el urbanismo del siglo XXI serán mucho más listos y expertos que los ciudadanos de a pie, pero eso no quita para que observemos con incredulidad determinados aspectos que ya quedan más que patentes. La rotonda de acceso a San Gregorio es una de las irrupciones más llamativas, acompañadas de una especie de giro sinuoso a la hora de tomar la plaza de la Virgencilla hacia los Jardines. Cuando un conductor se estrena por esos lares, se ve por un momento en una especie de videojuego de conducción. Pensábamos que con la rotonda de la salida de Claret ya lo habíamos visto todo, pero aquí las sorpresas (poco agradables) se dosifican para ir aumentando el suspense. Y, para terminar, tenemos la inexplicable salida de Carrequemada. Un diseño de premio, seguramente ideado por todos aquellos que no han tenido que ir nunca jamás (para luego regresar) hasta el barrio de Santa Catalina, o hasta todos los pueblos que se sitúan en la Carretera de Salas. La ‘amenaza’ es seguir luego con el ensanche de las aceras de la calle, pero ahora mismo la cosa se presenta ante los ojos como una auténtica chapuza, y ante la realidad del terreno como un embotellamiento de tráfico impuesto. Y lo vuelvo a decir, la vía provisional con un firme lamentable y sin una iluminación adecuada de Las Eras, no es una alternativa digna, ni segura. Respecto al nuevo plazo, a estas alturas la recomendación es no anunciar fecha alguna, mejor no marcar nuevas expectativas y falsas esperanzas. 
Las obras de los Jardines de Don Diego comenzaron en junio de 2023 (camino de los dos años), casi a la vez que se dio el pistoletazo de salida a este mandato municipal. Muchos apuntan a que la semana pasada se tocó fondo en cuanto a la situación del Ayuntamiento. Pienso que todavía hay margen incluso para ir a peor. Hablo del pleno de la cuestión de confianza del miércoles y, al día siguiente, la sesión ordinaria con la ‘resaca’ de la tensión que desencadenó en una mayor tirantez. La oposición habla de dictadura y absolutismo, el gobierno de pinza y tripartido de perdedores. Entre tanto, se agitan demasiado los avisperos y el clima de trincheras perjudica a todos. Cada munícipe se retrata con sus intervenciones y hay determinados comportamientos que no se deben alentar, no tiene sentido. Es difícil entender que se permitan gritos contra concejales en una jornada, y a una ciudadana (al día siguiente) se la invite a salir de un pleno por mostrar su opinión de que el espectáculo era “vergonzoso”. No era sólo ella quien tenía ese pensamiento, eso es evidente. Todos deberían reflexionar, pero el problema es que todos creen tener la razón. Y lo que es peor aún, cada uno de ellos asegura que ha hecho todo lo que estaba en su mano (y más aún) para no haber llegado hasta el extremo en el que nos encontramos. En resumen, pocas esperanzas.