Algunos se anuncian a bombo y platillo, otros se aprueban para salir al paso o se apoyan de cara a la galería. El resultado es que muchas veces se venden titulares que nunca llegan a buen puerto. La propuesta presentada por Izquierda Unida en la que se alude a la falta de ejecución de la mayor parte de las mociones que se aprueban en el pleno del Ayuntamiento, me ha hecho pensar en todos los aspectos que se anuncian, se debaten o se aprueban y, luego, o nunca más se supo o se dilatan casi hasta el infinito en el tiempo. Tiene que haber un cajón enorme donde duermen el sueño de los justos muchos de los expedientes. No interesa tramitarlos, pero tampoco quedar públicamente mal por no apoyarlos.
El tema, dando una vuelta por la vida municipal, es más grave de lo que parece porque la cosa no solo se queda en las mociones. Hay temas importantes y prioritarios que se eternizan, escondiéndose en un cajón o en la parte más baja de la torre de documentos que se apilan en algunas mesas.
Ahora entraré en el tema de mociones, pero antes, sin detenerme mucho a pensar, me salen algunos aspectos que deberían hacer sonrojarse a algunos. El Plan General de Ordenación Urbana, uno de los temas más importantes de cualquier Ayuntamiento, que define el crecimiento, la sostenibilidad y el futuro de una ciudad. Es la cuarta intentona que se hace en los últimos 16 años y es que el PGOU que tenemos en vigor es del año 2000 y ya estaba obsoleto casi desde el mismo momento de su aprobación. Hemos sido la única ciudad de Castilla y León de más de 20.000 habitantes que no ha sido capaz de adaptarse a sucesivas nuevas leyes y reglamentos regionales.
Esta última intentona de revisión del PGOU es la más llamativa, ya que hemos gastado todos, porque el dinero viene de lo que pagamos todos los ciudadanos, 400.000 euros para este trabajado, impulsado por el actual equipo de gobierno que es el mismo prácticamente del pasado mandato. Pues bien, el documento se aprobó de forma inicial y por unanimidad de todos los partidos políticos, hace más de cuatro años, sí, cuatro años, en noviembre de 2014. Desde entonces excusas: que si faltan informes, que si hay sobrecarga de trabajo, que si el mes que viene... Es una de las mayores muestras de mala gestión y alguien tendría que salir a explicar qué tipo de intereses hay detrás de que esto no salga adelante, porque estoy segura de que los hay. O por lo menos, que salgan a entonar el mea culpa. Las redactoras del documento de adaptación, que han hecho un trabajo similar y con éxito en otras muchas ciudades, incluso han planteado la posibilidad de rescisión del contrato porque lo que sucede aquí daña su imagen profesional.
Otro de los aspectos que duermen en el cajón, o en los más profundo de los expedientes que se agolpan en alguna mesa, es la creación de una empresa municipal de servicios. Se aprobaba el 15 de agosto de 2015 y el Ayuntamiento se marcaba dos años de plazo para comenzar a funcionar, asumiendo algunos servicios menores. Mejor gestión, ahorro del beneficio empresarial eran algunas de las ventajas que supondría. Todo se pintó de color de rosa. Han pasado tres años largos y nada se sabe, solo las excusas de siempre, que está pendiente de los informes. Lo mismo, una situación casi idéntica, sucede con el inventario municipal de bienes. El Ayuntamiento no tiene un listado, ni conocimiento, de qué inmuebles, locales y edificios son de su propiedad, surrealista. Se adjudicó la redacción en agosto de 2015 por un precio de 39.900 euros. Ahora, tres años y cinco meses después, la empresa hizo su trabajo, pero el Ayuntamiento sigue sin tener terminado el mismo y… ¿Cuál es el argumento? Pues que está pendiente de informes. Suma y sigue. Solo he puesto estos tres ejemplos porque creo que son de lo más descriptivos, pero hay multitud de situaciones así. A veces me pregunto cómo lo harán el resto de consistorios, porque la verdad es que aquí venden cualquier asunto como una misión imposible.
Volviendo a la moción presentada por Izquierda Unida sobre las mociones, valga la redundancia. En los plenos hay dos tipos de mociones, principalmente. Aquellas que mandan los partidos con clara tónica nacional y, el resto, en su gran mayoría, temas que recogen necesidades básicas o cosas positivas para el municipio. No es políticamente correcto votar en contra, así que la solución es aprobarlas, tener al día siguiente un titular y luego no hacer nada para sacarlas adelante. A ver si un día de estos, encontramos ese cajón a rebosar de asuntos pendientes.
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