Rosario Repiso ha dejado bien alto el nombre de Roa de Duero delante de toda España. La raudense, de 85 años, ha participado recientemente en la segunda edición de Masterchef Abuelos siendo finalista y quedando en segunda posición. Prestigiosos cocineros del país elogiaron lo bien que había cocinado un refinado plato del chef Toño Pérez. No obstante, Rosario confiesa que lo suyo es la comida tradicional y que a toda su familia le encanta. Hemos mantenido una agradable charla con ella para conocer un poco más a la mujer que conquistó a los espectadores con su vitalidad y desparpajo.
-¿Cómo surgió la idea de ir al programa?
-Por mi nieta Olivia. Ella lo vio el año pasado y decía “mi abuela sí que vale para este evento”. Y claro, pues me apuntó y ya sabes... Y yo como oigo muy mal, yo no quería; y que no y que no y que no, y luego fue que sí. El último día ella me hizo el vídeo y a raíz de ahí todo fue surgiendo. Hice muchas entrevistas, hice vídeos… luego en Madrid también tuve que hacer cosas. Y bueno, aquí estoy. Después de haber pasado todo. Mi nieta fue la que me ayudó mucho y la que animaba: “Venga, que sí, que la abuela sí que vale”.
-Y lo demostraste allí también...
-Pues parece que sí. Y se pasan nervios porque es un poco estresante, porque crees que no te va a dar tiempo, que con prisa, que a ver cómo haces esta cosa, a ver cómo lo mueves…Pero bueno, al final todo resultó bien.
-¿Qué sentiste al verte por la tele?
-Me estuve riendo de mí misma todo lo que quise y más. Pensaba “¿pero esa soy yo? ¿Eso dije? ¿Eso hice?”. Y yo misma me encanté (risas). Luego al final sí que me puse a llorar, y aquí mis hijas y mis nietos me decían “pero, abuela, ¿por qué lloras?”. Pues de la emoción, que es una emoción tan grande…
-¿Qué tal la experiencia de ir a Masterchef?
-Muy buena. Y para mi edad, mejor todavía. Fíjate a mis años vivir esa experiencia. Ha sido lo mejor que me ha podido pasar. Bueno, a mí me han pasado muchas cosas en mi vida, como es normal. Pero esto a mi edad, de momento lo mejor que me ha podido pasar.
-¿Cuál fue tu momento favorito en el programa?
-Cuando se presentó mi nieta Olivia, y luego mis amigas de Bilbao. Fueron a Benidorm a recibirme allí. Aquello fue emocionante. Una grandísima sorpresa. Yo a mi nieta, que había estado el día antes con ella, y que me la veo en el plató. Y me dice “abuela, no sabía que te ibas a sorprender”. Pero cómo no me voy a sorprender, si en ningún momento pensé que iba a estar conmigo en el plató. Luego lo de mis amigas en Benidorm pues también fue… me quedé en blanco. Dije “bueno, esto son visiones lo que estoy viendo”. Hasta que ellas reaccionaron y vinieron a mí, pero yo me quedé planchada. Estuvo muy bien, muy emotivo.
Rosario cocinando junto con su nieta Olivia./ RTVE
-¿Qué supone para ti que cocineros expertos y de tanto prestigio evalúen tu plato y le den tantos elogios?
-Un orgullo para mí, y para todos los que estuvimos en el concurso. Que unos cocineros de tanto prestigio con estrellas Michelin te valoren el plato es un honor muy grande.
-Fuiste finalista del programa y terminaste segunda, ¿te esperabas un resultado así antes de empezar?
- No me lo esperaba para nada. No me creía que iba a llegar a donde llegué. En ningún momento. Cómo voy a pensar yo que iba a quedar la segunda en ese programa, con la gente que había y que estaba preparada y sabía. Yo soy una mujer que está acostumbrada a cocinar en mi casa para mis hijas y para mis nietas y nietos.
-¿Cuál es tu plato estrella?
- No es que sea mi plato estrella, pero te voy a contar una historia del plato que más me ha emocionado. No sé si llorar o no llorar. La cosa más sencilla del mundo y es la cosa que más orgullosa estoy de mi vida. Una crema de verduras y unas sopas de ajo. (Muy emocionada) Porque a mi hermana la operaron de cáncer y gracias a eso comía, ya que de la comida del hospital no comía de nada. Me decía “hermana, qué comidas me haces, qué puré me haces, qué sopas de ajo me haces; que me dan la vida”. Y de eso, te digo la verdad, es de lo que más orgullosa estoy. Porque mi hermana pasó días muy malos y gracias a eso comía. Pero bueno, ya está, ya se me ha pasado la emoción del momento.
-Hablando de emociones, has ganado grandes amistades en el programa...
-Sí. Lo pasamos muy bien. Estuve muy contenta con todos los concursantes y nos llevamos de lujo. Es más, nos vamos a reunir todos. Estamos organizando a ver si podemos juntarnos todos para pasar unos días juntos. Allí todo el mundo nos hemos querido. La gente era encantadora. Todo el mundo te ayuda, te apoya, están pendientes de ti; la verdad es que es un programa donde te tratan de maravilla. Te voy a contar una pequeña anécdota. Yo me mareé un poco y me tuve que retirar unos minutos. Me cuidaron de lujo: un médico, una enfermera, me sacaron comida, me sacaron de todo. Y cuando volví a mi puesto las dije “vale la pena ponerse mala por lo bien que te cuidan” (risas).
Rosario junto con el resto de concursantes de la gala. / RTVE
-¿Qué ha significado para ti pasar por Masterchef?
-Sentirme muy orgullosa de mí misma. Yo no sabía que iba a llegar a este nivel de cariño y de amor que la gente ha sentido por mí. Eso es lo que me llevo. La gente si tiene oportunidades de hacer cosas, aunque tengan muchos años como yo, que aprovechen y lo hagan si se sienten con vitalidad. Si hay oportunidades en la vida hay que aprovecharlas.
- ¿Qué te han dicho en tu pueblo, Roa, después del programa?
-Tengo alborotado a todo el pueblo. Hasta en Aranda. Que ayer mi hermano fue a una gestoría, al banco, al hospital, y en todos los sitios le preguntaban quién era esa tal Rosario. Y él contestaba “pues mi hermana”. Luego me decía a mí: “hermana, la que has preparado, que en Aranda todo el mundo me va preguntando”. Y cuando voy por la calle... He bajado esta mañana al médico y todas las señoras venían corriendo hacia mí, incluso las médicas salían a saludarme.
-Ahora mismo la más famosa de la Ribera, a la cual también hiciste referencia durante el programa.
-Estoy orgullosa del vino de mi pueblo y de la Ribera del Duero, de todos los pueblos. El vino de la Ribera del Duero, y se acabó. De donde sea, de un pueblo, del otro o del otro; pero que sea de la Ribera del Duero.
-Hay que presumir de nuestra tierra.
-Claro. Gracias a esto del vino hay muchísima gente trabajando por aquí por los pueblos. No sé qué hubiera sido de esta zona si no hubiese sido por el vino. Hay que estar orgullosos, que gracias a esto hay muchísimo trabajo y muchas bodegas. Y el lechazo también. Que por cierto, en Masterchef me pusieron lechazo, una paletilla. Sabían que venía de Castilla, de Roa, que aquí es el mejor lechazo que hay, Roa y Aranda. Yo cuando levanté la caja y vi la paletilla, pues me alegré. Además me salió riquísima.
-¿Quieres añadir algo?
-Que muchas gracias. Porque veo que la gente me aprecia y me muestra su cariño.
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