“La gente tiene ganas de salir, el enoturismo se ha confirmado como un turismo seguro y el tiempo nos ha acompañado. De la vendimia, en el plano del turismo, no podemos estar más satisfechos”. Ese es el balance que realiza el presidente de la Ruta del Vino Ribera del Duero, Miguel Ángel Gayubo, de los meses de septiembre y octubre en la zona, la temporada alta para el producto enoturístico de la comarca.
“Ha estado todo lleno, restaurante, alojamientos, bodegas… Estos días ha sido difícil encontrar una casa rural que estuviera libre. Desde luego, nuestra temporada fuerte es ésta, pero que iba a ser tan fuerte no lo esperábamos, nos ha sorprendido a todos”, detalla con satisfacción el responsable de la Ruta. Gayubo afirma que las semanas de campaña han recordado a la época pre-pandemia, incluso con cifras algo superiores a las del año 2019 y anteriores, cuando todavía no había irrumpido la crisis sanitaria de la covid-19. “Hemos visto a la gente con ilusión, con ganas de salir y muy respetuosa. Han pillado muy bien las fechas y el tiempo ha sido fundamental; porque puedes organizar muchas experiencias, pero si la climatología falla, no sirve de nada. Cuando el tiempo da su mejor versión hace que la gente se vaya encantada y quiera volver”, incide.
Ahora, el deseo de la Ruta del Vino está en que estos buenos datos cojan inercia y sigan adelante en un mes de noviembre también con citas importantes como el Día del Enoturismo y actividades como el bus del vino o las jornadas del lechazo, entre muchos otros eventos. En cualquier caso, el impulso, según el presidente de la Ruta del Vino Ribera, se percibe también en los adheridos, ya que “necesitaban mucho que nos pasara esto, las sensaciones ya empieza a cambiar en los hosteleros, los bodegueros y los negocios en general, que ven cómo empiezan a funcionar otra vez. También en los pueblos que han estado llenos de vida”.
Fortalezas
Miguel Ángel Gayubo destaca que “ahora más que nunca” el enoturismo ha mostrado todas sus fortalezas. “Estamos en la naturaleza, con muchas actividades que hay en el campo, en el viñedo, en los pueblos pequeñitos… Vendemos calidad y turismo seguro. La gente necesitaba un impulso por lo mal que lo hemos pasado”.
A pesar de los momentos difíciles que ha conllevado la situación de la pandemia durante un año y medio para el ámbito enoturístico de la Ribera del Duero, la Ruta ha logrado mantener el número de adheridos, e incluso tiene sobre la mesa un alto número de peticiones para unirse al producto. Hasta en los peores meses de la pandemia hubo solicitudes. “No solamente han aguantado los socios, sino que hay bastantes solicitudes para entrar. Hay que ir poco a poco, mirando bien las cosas, con cuidado y dando pasos en firme. El número es importante, pero la calidad del producto y el mimo a los que están, también”, insiste Gayubo. En cualquier caso, este interés por unirse a la Ruta del Vino, a su entender, demuestra que la unión y el calado del territorio es importante.
A pesar de los malos momentos, Gayubo considera que la llegada de la pandemia ha servido para reinventarse, para cambiar el paso cuando sea necesario y “para sacar la versión de nosotros mismos”. De cara al futuro, cree que las cifras irán subiendo tras un año en el “que nos hemos promocionado desde dentro, mostrando lo mejor de nosotros y así nos lo tenemos que tomar”.
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