Teniendo en cuenta que el hueso es una estructura viva que de forma continua crea hueso nuevo y nuestro cuerpo reabsorbe el tejido viejo es importante vigilar que esa pérdida no sea excesiva. La pérdida ósea dental es una de las enfermedades que afecta a un gran número de personas.
Los odontólogos clasifican en dos los tipos de pérdida ósea, el asociado al envejecimiento y el asociado a diversas patologías como la periodontitis o la osteoporosis. Debemos estar alerta, porque lo más normal es que cuando nos damos cuenta de que la pérdida ósea se está produciendo es demasiado tarde. Cualquier movimiento de dientes, ver que tenemos alguna pieza más larga que otra, el aumento de sensibilidad dental o la aparición de triángulos negros entre los dientes nos dicen que esa pérdida se está produciendo. En el caso de que nos falte alguna pieza, es importante reponerla para frenar la pérdida ósea en los huesos maxilar y mandibular.
Una vez que el hueso se ha perdido, es posible recuperarlo si se debe a una enfermedad periodontal mediante técnicas de cirugía regenerativa. De esta manera se logra estabilizar la vida de las piezas dentales y alargar su vida.