Los pensamientos son como las malas hierbas que crecen en el jardín de tu mente. Muchas de ellas han crecido, porque ciertos pensamientos negativos han sido sembrados durante mucho tiempo. Esa mala hierba, impide que las demás plantas se desarrollen en todo su esplendor. Esos pensamientos negativos que nos invaden, no nos dejan disfrutar de los momentos buenos que tenemos cada día.
Para poder arrancarlos, primero hay que tenerlos bien localizados. Todos tenemos grabadas frases que nuestra mente negativa nos suele decir. El primer paso es no creerlo. Aquello que nos dice está teñido de negatividad y aunque me lo crea, porque me pilla con bajo estado de ánimo, debo dudarlo. Además puedo tener una respuesta preparada para argumentar la falta de fundamento de esos pensamientos, que al darles importancia me hacen sentir peor.
Por ejemplo, si mi mente por un momento me hace pensar que no valgo para esto que me propongo, al final ni lo intentaré. Sin embargo, si reflexiono y me digo a mí mismo: " ¿Cómo que no valgo para nada?, con la de cosas que he conseguido en mi vida, y la de cosas que he hecho más difíciles que esto. Puedo hacerlo y lo haré. Es normal que piense esto, porque estoy algo desanimado, pero no es cierto, es mi mente negativa la que me lo dice, no es la realidad”. Y así conseguiré seguirme enfrentando a todo lo que diariamente se nos pone por delante. Aceptar que hay días que vienen más a la mente estos pensamientos, pero intentar responderlos e ignorarlos es importante. La mente nos hace pensar mucho y es bueno actuar más que pensar, sobre todo cuando el pensamiento nos frena.
Os animo a seguir adelante, a pesar de que muchas veces nuestros pensamientos nos digan lo contrario. Este funcionamiento de nuestro cerebro no es erróneo, sino que es la manera habitual de funcionar. Es natural que nuestra mente nos prevenga de los peligros, es su impulso de supervivencia. Siempre nos suele venir a la mente lo peor y después comprobamos que la cosa no era para tanto. Así que actúa a pesar de tener estos pensamientos porque al hacerlo y demostrarlo ellos mismo se esfuman.
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