Las experiencias, originales y variadas, para todos los gustos y posibilidades, marcan siempre la diferencia. También en el turismo relacionado con el mundo del vino. La Ruta del Vino Ribera del Duero es vino, gastronomía, naturaleza y mucho más, gracias a la multitud de experiencias complementarias que ponen la guida a un producto atractivo para el amante del enoturismo. Avistamiento de buitres, circuito de velocidad, viajes en globo, rutas en bicicleta, arte urbano y hasta un itinerario Jacobeo, son algunos de los ejemplos que marcan la singularidad y ponen la guinda a la oferta ribereña.
Para los amantes de la naturaleza, uno de los rincones preferidos, sin duda, se encuentra en la Hoces del río Riaza. Desde su Casa del Parque, ubicada en la localidad segoviana de Montejo de la Vega de la Serrezuela, un equipo de observación de fauna instalado por la Ruta del Vino permite vivir una experiencia única. A través de una cámara, el visitante se adentra al detalle en los secretos de los nidos de buitre leonado que hay en el espacio natural. Tan fácil como manejar un “joystick para buscar los nidos, enforcarlos, realizar zoom y ver las zonas limítrofes, de una manera autónoma y libre.
Si es adrenalina lo que se busca, la mejor respuesta se encuentra en Tubilla del Lago. Sorprende su gran circuito de velocidad Kotarr. Una experiencia única y singular dentro de una Ruta del Vino. Se trata del circuito de velocidad más importante de la mitad norte de España. Allí, el turista tiene la oportunidad de disfrutar del alquiler de boxes, circuito infantil, servicio de mecánica para vehículos, alquiler de karts, organización de eventos, pruebas y premios de diferente grado.
Para las experiencias de altura, la zona cuenta con viajes en globo aerostático para divisar viñedos al atardecer. Quienes prefieren disfrutar entre vides, pero a ras del suelo, cobran mayor fuerza los paseos entre cepas y las rutas en bicicleta. Y también experiencias en el subsuelo, gracias al único juego de Escape Room en una bodega histórica del siglo XIII en el Museo del Vino Ribiértete. En ese escenario los visitantes tendrán que superar pruebas y enigmas para poder escapar en menos de una hora.
En el interior de la Ruta, hay experiencias que todavía son grandes desconocidas para el público general, pero que esconden historia, tradición y peregrinaje. Por ejemplo, la Ruta Jacobea Camino de La Lana en la provincia de Soria. La denominada etapa 23. Un agradable camino rodeado de encinas, viñedo y plantaciones frutales entre las poblaciones de Inés y San Esteban de Gormaz. En la etapa, el peregrino, caminante o turista podrá disfrutar del románico omnipresente en los templos de la comarca soriana. En el Camino de la Ermita de la Virgen Blanca en dirección a Olmillos, irrumpe, además, una histórica señal que indica a Santiago en una encrucijada de sendas.
Y el arte urbano también se hace un hueco entre estas increíbles ofertas complementarias del itinerario enoturístico. Tubilla del Lago es el centro de ese arte callejero en estado puro. Cada rincón del pueblo esconde un mural colorido que conforma una ruta de ‘Street Art’. Casi una treintena de murales donde encontramos prácticamente de todo, desde paisajes castellanos, a pinturas hiperrealistas o incluso simbólicas y metafóricas.
Naturaleza, velocidad, vuelos aerostáticos, arte urbano, e incluso rutas de peregrinage conforman una pequeña parte de las multiples experiencias que se pueden vivir en la Ruta del Vino Ribera del Duero. Solo hace falta tiempo y ganas de disfrutar. Y, seguro, repetir.