Dicen que en la vida es igual de importante el saber ganar que el saber perder… No saber gestionar una victoria demuestra las escasas capacidades para dirigir cualquier ámbito profesional o político. Estoy hablando de la victoria judicial del último asalto del culebrón sobre la plaza de toros. Una sentencia ratificó aquella licencia de actividad que se otorgó en el año 2014 por cuatro de los ocho miembros que formaban la junta de Gobierno Local, a altas horas de la noche y en una decisión controvertida que ha desencadenado incluso en una evidente división social.
Siete años de litigios que terminan con una alcaldesa sacando pecho, atacando, e incluso incumpliendo pactos de silencio rubricados entre abogados. Todo en una especie de ejercicio de ‘yoismo’ que deja perplejo. Más aún a los que hemos observado como durante estos siete años de litigios no lo ha tenido tan claro, con el nerviosismo como principal compañero. Habría muchos aspectos sobre los que reflexionar, pero en esta crónica me quiero centrar en uno.
Hay algo que me llamó la atención en su discurso, la reiterada alusión a una “persecución mediática” durante todo este proceso. Quizás el léxico le jugó una mala pasada a la primera edil y, en lugar de hablar de una persecución de los medios hacia ella, debiera haber aludido a la ‘persecución’ que desde su puesto de poder ha ejercido, en los últimos diez años, contra los medios y periodistas (incluso ciudadanos), que no bailan su agua y profundizan en asuntos más allá del mensaje institucional dirigido. Algo traducido en llamadas a superiores, censura en concursos públicos, discriminación en el reparto de publicidad… De momento, paro ahí… Cuando alguien que ejerce un puesto de poder (y valiéndose de dinero público), ataca a profesionales que trabajan para ganarse un sueldo… ¿Eso cómo se llama? Digo, periodistas y medios (por que se aludió directamente), pero también tengo constancia de que, a lo largo de esta década, ha habido toques de atención a superiores de representantes de otros colectivos… Sí, ese el estilo. Siempre con el objetivo de callar voces críticas que les puedan poner frente al espejo de la realidad. Claro, que es más fácil hablar ahora de persecución mediática, disfrazandose de víctima.
Volviendo a la resolución judicial, desde luego, ha ganado y, desde aquí, va mi enhorabuena. Con esto se cierra uno de sus retos personales (como se comprobó en la rueda de prensa). Ahora queda otro reto personal que puede llegar de forma inminente, el de convertirse en presidenta Comarcal del Partido Popular. Esperemos que cuanto antes mejor. Así, una vez conseguidos esos objetivos, se podrá centrar en el interés general y en trabajar para dar ese giro tan necesario para la ciudad, que cada vez se encuentra en un estado más precario y abandonado.