Asun Rubio es la directora de la iniciativa ‘Proyecto Joven’, un programa gratuito puesto en marcha por Proyecto Hombre Burgos que se ofrece en Aranda de Duero desde 2016 para atender a las familias con adolescentes de entre 12 y 21 años que tienen problemas con las drogas, incluido el alcohol, y las adicciones. A través de talleres dirigidos a los progenitores y de encuentros con los jóvenes se ofrecen pautas para lograr solucionarlos y que todo se quede en un paso en falso que se dio para salir más fortalecido. Con ella hablamos este domingo.
-¿En qué consiste este programa?
-A él acuden familias con los hijos que consumen sustancias y lo que hacemos es trabajar con ellos y con sus familias. Es decir, no trabajamos solamente con los chavales, sino con todos de forma conjunta. El objetivo es que los jóvenes que tienen una dependencia logren dejar las conductas adictivas.
-¿Cuántas familias están utilizando este servicio? ¿Se ven los resultados?
-Ahora mismo hay 14 familias dentro del proyecto en Aranda, pero también lo realizamos en Burgos, Miranda de Ebro, Briviesca y Medina de Pomar. En 2020 acudieron 145 jóvenes en toda la provincia. En cuanto a los resultados son bastante positivos. En 2021 ha habido 39 familias que han dejado el programa de forma satisfactoria y 67 continúan con nosotros. Sólo 29 se han marchado, bien porque no era el momento adecuado o por otras razones.
-¿Por qué llegan a consumir?
-El consumo es la punta del iceberg, lo que se ve, pero de lo que se trata de saber el motivo por el que han llegado hasta ahí. Muchos chavales se dejan llevar por el grupo de amigos y no se paran a pensar, y al final esto sirve para que trabajen en ello. Los motivos son muy variados, pero lo que tienen en común todos es que algo les pasado. Algunos tienen problemas a nivel académico, con amigos, con una novia o novio que tengan, duelos en la familia, a veces puede influir la relación de los padres o la relación que tengan con él… Pero claro, todo eso dentro de su punto de vista, porque a veces la realidad no es tal como la ve.
-¿Es importante el papel de los padres?
-Por supuesto. Son muy importantes las relaciones familiares y tener herramientas de comunicación. La parte de los padres es muy necesaria independientemente de que la relación en pareja se haya roto. Al final siguen siendo padres de sus hijos y tiene que existir una comunicación, porque es necesario que los chavales vayan por el camino adecuado.
-¿Cómo se trabaja con una familia?
-Lo hacemos con las dos partes. Primero vienen todos juntos y les explicamos de qué manera vamos a trabajar. Con los chavales hacemos entrevistas individuales de manera quincenal y, por otro lado, los padres entran a formar parte de un taller práctico semanal que se hace en grupo. Allí trabajamos sobre las dificultades que ellos pueden tener a la hora de ayudar al hijo. Luego, además, se realizan entrevistas individuales. Y cuando el equipo lo cree conveniente se hacen encuentros familiares para que las dos partes vuelvan a coincidir y valorar los cambios que se van produciendo.
-¿Cómo pueden ayudar los padres?
- Pueden ayudar al hijo a valorarse y a que se responsabilicen. Lo más importante es ampliar sus niveles de protección. Son tantos los abanicos que se dan, que en lo que realmente se trabaja es en eso, en que tengan el control de lo que pasa. Los padres tienen que creerse que pueden hacer cosas y ayudar a sus hijos. Hay que trabajar en ir poniendo normas y límites, porque los chavales lo necesitan aunque no lo pidan directamente. Necesitan saber que hay unas normas en las que moverse.
-¿Se pide ayuda tarde?
- Hay de todo. Hay padres que en cuanto ven algo raro o se enteran de la situación acuden enseguida. Ven que su hijo o hija llega mal los fines de semana, huele a alcohol… Se ponen manos a la obra rápido y piden ayuda. Pero hay otras familias que vienen porque ya no pueden más y se sienten desbordados. En cualquier caso, lo importante es pedir ayuda siempre. Es primordial, aunque es mejor hacerlo cuanto antes porque la solución es más fácil y más rápida. Si se tarda mucho, bien por el miedo, por el qué dirán o porque se sienten fracasados como padres, al final sólo se consigue que se agrave más la situación y es más costoso para todos.
-Entiendo que es difícil dar el paso…
-Existe miedo al qué dirán, pero es algo que no se tiene que estigmatizar, porque la vida da muchas vueltas y lo que hoy es una dificultad no tiene porqué ser un problema mañana. Proteger a los chicos de que les señalen y hablen de ello es una parte muy importante que nosotros cuidamos mucho.
-¿Cómo contactan con vosotros?
-Acuden de diversas formas. Nos llegan a través de CEAS, de los institutos, de la coordinadora del plan de drogas, de los médicos de familia… Nosotros nos coordinamos con ellos. Pero hay familias que nos llaman directamente por teléfono (699 315 881 o 947 461 083). Lo pueden hacer para trabajar en conjunto con el hijo o sólo con los padres porque él no quiera. Ellos tienen capacidad para ayudar al hijo.