El Consejo Regulador de la Denominación de Origen no ha podido aún evaluar los daños ocasionados por el pedrisco que caía a primeras horas de la tarde de ayer miércoles en la Ribera del Duero. Primero, porque se ha tratado de una tormenta que no ha caído por igual en zonas que distan pocos kilómetros, y segundo, apunta el director de experimentación del Consejo, porque hay viñedos que han sufrido daños en sus uvas que pueden recuperarse conforme avance el verano, bien de forma natural o mediante la utilización de cicatrizantes.
Explica Alberto Tobes que el hecho de que el pedrisco, en las zonas puntuales donde cayó, viniese acompañado por agua ha ayudado mucho a que los perjuicios no hayan sido más graves. “Otra cosa hubiera sido si hubiera caído sólo piedra, ya que eso hace mucho más daño”, comenta.
Una tormenta muy heterogénea que dejó precipitaciones ligeras en algunos puntos mientras que en otros, a sólo centenares de metros, se descargaba una gran cantidad de agua. Sí que hubo un territorio donde el agua llegó acompañado de granizo. Primero en la zona de Gumiel de Izán, Gumiel de Mercado, Fuentenebro y Montejo.
Después se desplazó hacia el sur afectando a los municipios de Fuentespina, Milagros, Fuentelcésped y en el punto que conecta Aranda de Duero con La Aguilera. En ese recorrido, el agua llegó acompañado en ciertos puntos con granizo afectado en mayor medida a Milagros y de una manera menos dañina en Fuentelcésped, y la conexión de Aranda y la Aguilera.
Por tanto, un grado de afectación muy desigual porque, mientras que hay zonas donde el granizo ha afectado a algunos racimos, hay otras que ha dejado cicatrices en los palos y otras donde el impacto ha sido mucho mayor. Y no se puede hablar de daño catastrófico ni general, apuntan desde el Consejo.
Estrella Pérez es una de las viticultoras que ha visto como parte del viñedo se ha echado a perder en unos minutos. Cuenta con cepas en Montejo de la Vega y en Fuentenebro, y mientras que en Fuentenebro los daños han sido pocos, no ocurre lo mismo con las viñas de Montejo donde calcula que el pedrisco ha echado a perder más del 50% de la cosecha. “Ya no es posible que cicatrice, el daño está hecho”, indica, añadiendo que las cepas donde existe alguna posibilidad de salvar tienen el inconveniente de que no se puede entrar al campo porque el terreno no está oreado, totalmente encharcado teniendo en cuenta que en pocos minutos llegaron a caer más de 50 litros por metro cuadrado. “Tanto trabajo y en cinco minutos lo hemos perdido”, apunta, añadiendo que “ahora toca trabajar para recuperar lo que podamos”.
ASEBOR pide calma
Por su parte, desde la Asociación de bodegueros de la Ribera del Duero, ASEBOR, quieren mandar un mensaje de tranquilidad “porque han sido focos muy localizados y no se ha extendido a la generalidad de la DO Ribera del Duero, como sí ocurrió el año pasado”.
Al mismo tiempo recuerda que los viticultores con campos dañados tienen que acudir a Agroseguro para realizar el peritaje y evaluar los daños provocados por un granizo y unas precipitaciones que oscilaron entre los 5 y los 50 litros.