Hace un año pasó por la sección de entrevistas de Diario de la Ribera el joven arandino Javier Cobo. Acababa de publicar su primera novela ‘Cisma’. Ahora sale a la luz ‘Haereditatem’, pero no es esta la única novedad. Por ello hemos querido sentarnos a charlar con él de nuevo.
- Decides seguir tu aventura de Ariel Bloom, la policía arandina, y lo haces tan sólo un año después. ¿Ha sido complicado seguir la historia?
- En un principio sí, lo fue. Yo tenía una idea completamente opuesta a lo que al final ha acabado siendo “Haereditatem”, pero las vicisitudes de la vida me pusieron en un lugar muy complicado que me hizo ver y replantearme las cosas desde otra perspectiva, así que decidí usar todo aquello que en ese momento me estaba causando dolor para crear arte. Escribir la novela fue un proceso muy largo, con mucha documentación de por medio, pero muy satisfactorio, porque me sirvió para plasmar todo aquello que necesitaba gritar, para sanar… y creo que por eso ha quedado un libro del que estoy tan orgulloso.
- En la primera ocasión introdujiste en tu novela la secta del Palmar de Troya. ¿Qué sorpresas nos depara este segundo libro?
- Es una novela que no da tregua al lector. Dejamos atrás el calor de Sevilla y nos venimos hasta Burgos. Aquí Ariel se va a encontrar en un momento muy frágil después de todo lo que acontece en el primer libro, y se va a acabar viendo inmersa en una investigación mucho más complicada y peligrosa que la de “El Palmar de Troya”, porque ya no hablamos de un crimen aislado, sino de un asesino en serie que va a poner en jaque a toda la ciudad. Ariel va a tener que sumergirse en las profundidades de la historia de Burgos para destapar una red de crímenes que se remontan hasta la Inquisición… El lector hace un recorrido muy inversivo a lo largo de todas las páginas, en las que hay muchos giros, para acabar descubriendo qué es lo que está sucediendo, que ya aviso de que es muy fuerte.
- Y vuelves a tu origen y a la de la protagonista también en el nuevo libro…
- Así es. En “Cisma” Ariel se enfrenta a su primer caso, recién incorporada al cuerpo de policía, por eso acaba en Utrera. En “Haereditatem” ya tenemos a una inspectora que se ha hecho un nombre después de esa investigación, y que vuelve a su tierra para quedarse. De hecho, aquí continúa una trama que viene desde la primera novela y que se cerrará en la tercera, y que nos habla de esos orígenes de Ariel que comentabas. Además, para mí era un aliciente y una necesidad ambientar la novela en Burgos. Creo que tenemos una ciudad maravillosa, repleta de patrimonio y con algo que pararse a ver a cada esquina, y que hay que reivindicarla. Por eso en esta novela aparecen todos esos lugares que más me apasionan de Burgos, muchos muy desconocidos, que espero que despierten interés por visitarlos en el lector.
- Continúas apostando por el misterio, el suspense y los asesinatos…
- Al final es lo que más disfruto leyendo, y esto se refleja también en lo que escribo, aunque en este caso quizá haya más influencias de la novela gótica que de la policíaca. Al igual que siempre recalco la figura de Mary Higgins Clark como uno de mis referentes principales, aquí tendría que dar crédito a muchas obras, como “El Monje” de Matthew G. Lewis, cuyo impacto puede verse bastante en Haereditatem, o del cine de terror.
- Lo que es cierto es que la primera novela la autopublicaste y ahora ya estás apoyado por una editorial. ¿Ha sido difícil conseguirlo?
- Autopubliqué “Cisma” por impaciencia y falta de confianza en mí mismo. Esto fue en agosto de 2021, y en septiembre me había contactado Avant interesada por el manuscrito. Yo tuve suerte de que esta editorial decidiese apostar por la obra, y por el mimo y profesionalidad con el que han tratado a ambos libros. Hay un equipo fantástico detrás. Yo creo que, si tienes un sueño, has de perseguirlo, por muy tópico que suene. En la mayoría de los casos es muy frustrante, sobre todo cuando hablamos de arte, pero cuando te sucede una cosa así, te das cuenta de que todo el trabajo no ha sido en vano. Y ya no hablo de ser publicado por una editorial, sino de que alguien, cualquier persona, lea tu libro, y lo disfrute. Que algo que has creado tú acabe formando parte de la vida de otro es una de las sensaciones más maravillosas que existen.
- Tu idea es publicar una trilogía. ¿Estás trabajando ya en la tercera obra?
- Sí. Cuando terminé de escribir “Haereditatem” quería dejar descansar a Ariel un tiempo para retomarla con más ganas, y comencé a escribir otra novela, pero de pronto se publicó “Cisma”, y todo el mundo me preguntaba que cuando iba a salir la segunda parte, así que me puse manos a la obra con la tercera. Llevo casi dos años escribiéndola, y tengo muy claro cómo va a cerrarse la trilogía. Pero he ahí lo complicado, son muchas tramas las que se abren en las dos primeras, y que hay que cerrar, y cerrar bien… también hay muchos personajes nuevos… por eso va para largo. Pero sí puedo adelantar que es un libro que seguirá ambientado en Burgos pero que nos traerá también a Aranda y a pueblos de alrededor.
- Porque tu vida es un no parar. Ayer precisamente pudimos ver ‘Libélula’, la película que has codirigido en la Escuela de Cine de Madrid. ¿Cómo está yendo la presentación de este trabajo?
- La verdad, no nos esperábamos la acogida que está teniendo. “Libélula” era un guion que escribió mi amigo Pedro Riutort hace más de diez años, y que había estado en un cajón hasta que se presentó la oportunidad de realizarla como trabajo de fin de grado. El proceso fue muy duro… una de las experiencias más agotadoras a nivel físico y mental que hemos vivido. Nos ha llevado más de cuatro años terminarla, y ahora ese trabajo se está valorando, a nivel festivales, y a nivel público, cosa que es muy gratificante, y que me hace sentir muy feliz por Pedro, que es un luchador nato y ha peleado por esta película como el que más.
- Otra faceta tuya es la de la música. Has puesto la banda sonora a ‘Libélula’, sigues componiendo y a veces haces tus pinitos como DJ. ¿Cómo lo llevas?
- Tengo mi proyecto musical “Jay Hudson”, con el que ahora me voy a probar suerte a San Marino, a la preselección de Eurovision, en la que han seleccionado una canción, vamos a ver si no hago mucho el ridículo. La verdad, soy un desastre para todo, para organizarme, y para dar abasto. Tiendo mucho a dejarme llevar por el caos. A veces te escribo sesenta páginas en una noche, y otras me tiro seis meses sin escribir, como me está pasando ahora. Lo mismo sucede con la música, y más aún si lo tengo que compaginar con mi vida laboral, porque de momento, de lo de escritor, no vivo. Así que más que llevarlo, me lleva todo a mí.
- También está el podcast ‘El extraño viaje’ donde compartes historias, curiosidades y extravagancias musicales. ¿Cómo logras llegar a todo?
- El podcast surgió hace ya cuatro temporadas porque la radio es en el medio en el que más cómodo estoy. Ahora estoy estudiando un máster de locución y radio. Disfruto mucho con “El Extraño Viaje” porque es una ventana a mis inquietudes, donde puedo hablar libremente de lo que más me gusta, que es la música. Por él han pasado muchos colaboradores, y aunque es un proceso muy complicado, porque cada programa lleva un montón de tiempo, es muy bello.
- ¿Qué dices de la gente que piensa que la juventud no se mueve?
- Yo creo que están equivocados. La gente joven se mueve, y mucho. Nada más hay que mirar a nuestro alrededor. Hay muchísima gente que pinta, compone, escribe… el arte está más vivo que nunca, pero hay mucha ceguera. A veces nos centramos en cosas tangibles, y no nos planteamos que hay detrás. A lo mejor ese chaval que no consigue llegar al cinco en matemáticas es un pintor increíble. La sociedad está muy empeñada en esos logros que son demostrables. A mí me daban por perdido en el instituto porque era un inútil en matemáticas, en latín… y aquí estoy, con una segunda novela, con título en latín, para colmo, y para la que me he empapado más de la historia de Burgos que todo lo que estudié en bachillerato. La juventud se mueve, y mucho, y me alegra muchísimo el mirar alrededor y ver que sí, que estamos luchando por un futuro mejor.