A los 78 años de edad, este lunes nos dejaba el madrileño, pero ribereño de adopción y de origen materno, Pedro Félix García. Un infarto dejaba sin latidos su corazón de forma repentina, poniendo así el dibujo de la última viñeta de su vida.
El dibujante vivía en la residencia de Vadocondes, pueblo donde vivió sus últimos años. De allí procedía su mujer y su abuelo materno. En Diario de la Ribera publicó algunos de sus dibujos, como el que muestra su vida en viñetas. Cuando conoció a su mujer en 1.958, su boda en 1976, el momento en el que se quedaba viudo en 2013 y un hueco en blanco que ahora toma sentido donde podemos poner el año: 2022.
El dibujo de humor no ha sido su medio de vida. Su primer contacto con los medios de comunicación comenzó en julio de 1970, mes en el que comenzó a publicar todas las semanas una página de humor en la revista del motor ‘Velocidad’. Desde entonces publicaba sus viñetas en diversas revistas del mundo del automóvil: “Octanaje”, “Información Ganvam”, “Alquiler de Coches”, “Motor@Oil”, etcétera.
Ha sido una especie de “todoterreno” en los medios del mundo de la comunicación relacionados con el motor, pues no sólo ha dibujado chistes gráficos, sino que escribió también artículos de carácter técnico. Así que, desde la década de los ’70 del siglo pasado, también ha publicado infinidad de artículos sobre tecnología y también sobre temas de circulación rodada y seguridad vial, habiendo sido galardonado por sus trabajos con numerosos premios nacionales de Prensa otorgados por la Dirección General de Tráfico, por el Ministerio de Industria y por la Federación Nacional de Autoescuelas.
Fue en 2014, ya instalado en la Ribera del Duero, cuando elaboró sus primeras tiras gráficas relacionadas con la zona y con los políticos arandinos y muchas de ellas han sido vistas por los lectores de Diario de la Ribera ilustrando noticias de actualidad.
En su faceta de cuidado al patrimonio, Pedro Félix hace tan sólo dos meses presentaba el libro que escribía sobre la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, trasladando al papel las explicaciones que daba a los visitantes que se acercaban a conocer la iglesia.