“Modificado” es la temible palabra que los arandinos no queremos escuchar pero escuchamos en la mayoría de las obras importantes que se hacen en la ciudad. Se hizo en la comisaría de policía, en la avenida Castilla, en la glorieta Rosales… y ahora en la piscina municipal climatizada. ¿En qué se traducirá? En una mayor cuantía de dinero y en la ampliación del plazo para que podamos nadar en estas instalaciones.
Explica la concejala de Obras, Ana María Hervás, que es algo “con lo que nos hemos encontrado”, y no es lo único, señala. Aunque no indica más “sorpresas” sí que asegura que “cada día vamos descubriendo cosas nuevas”.
En lo que respecta a la piscina, surge la necesidad de realizar una obra complementaria. “A la hora de intervenir el vaso grande se ha detectado un problema que no estaba contemplado y para realizarlo es necesario adaptar la normativa”, explica la edil de Sentir Aranda.
Y adaptar esa normativa supondrá separar los vasos, el grande y el pequeño, en lo que respecta a las canalizaciones. Así, desagües y acometidas de agua deberán ser independientes.
Sobre lo que costará esta modificación aún no hay respuesta, señala, ya que en estos momentos se ha dado orden de redactar el proyecto de modificación. “No podemos dar ningún detalle del dinero hasta no tenerlo terminado, pero entiendo que será una cifra considerable”, comenta Hervás.
De momento las obras continuarán en el resto de la instalación, teniendo en cuenta que para esta inversión de 3,2 millones de euros se cuenta con una subvención de fondos europeos de 1,6 y que los plazos se tienen que cumplir. “Tenemos que optimizar lo que hay”, señala.
Y preguntada sobre esas “cosas nuevas” que se está encontrando el equipo de gobierno actual, Hervás no va más allá, sólo indica que “nos encontramos en una fase de diagnóstico y hasta que no finalice no podemos dar datos concretos y reales”. Eso sí, lo más inminente está en la falta de recursos humanos, “que es un problema estructural que afecta a todo”.