En estos últimos días ha irrumpido en la actualidad un tema que vuelve a recordarnos aquello de que se hace política desde muchos planos. Por poner un ejemplo (llegarán muchos más), en los últimos días, han pasado a primera línea de actualidad los planes de seguridad y evacuación de las instalaciones deportivas. Había 270.000 euros en remanentes y el gobierno municipal defiende que no hay tiempo suficiente para acometerlos antes del 31 de diciembre. Han apostado por dejarlo para el año que viene y el dinero se dedicará a otras inversiones en deportes. A partir de ahí, han llegado algunas críticas políticas. Que no se han cumplido los remanentes negociados, que había tiempo suficiente o que no ha habido transparencia al respecto. Hasta ahí, todo correcto, incluso lógico dentro del debate, la vida municipal y la labor de la oposición. Por supuesto, que la seguridad es imprescindible en todas las instalaciones y hay que garantizarla lo antes posible. Dicho esto, lo que cuesta entender es cómo un club deportivo ha entrado como un miura a un trapo sin meditar las consecuencias. Lanzar a la opinión pública la idea de que un equipo de gobierno no se quiere reunir con una entidad deportiva porque su presidencia tiene un color político diferente. Eso es hacer política. Y viene a confirmar la tesis que desde un principio ha estado sobre la mesa: que no se pueden compatibilizar ciertos cargos. Que no es ni lógico, ni normalizable. Quizás, por eso, nunca antes se había hecho y siempre mediaba una previa dimisión. La sorpresa es que han sido los primeros en caer en su propia trampa (o en la que alguien les ha puesto), al lanzar el tema político como argumento persecutorio. Más allá de las diferencias de color, aluden al plan de seguridad y a un partido de fútbol de la Copa del Rey. Llama la atención, porque el encuentro es en apenas quince días, un tiempo en el que no parece muy viable tener listo un proyecto que además conllevará unas obras. Hasta el mes de junio, durante años, han estado compartiendo palco y foto con los mismos colores, y tampoco parece ser que tuvieran mucho éxito en la petición. A las pruebas me remito. Será por aquello de que donde hay confianza…
Y cambiando de asunto. Aunque los años de gracia se acabaron para algunos, los suspensos siguen cayendo de forma retroactiva. Valga este símil para el cuarto varapalo judicial para el Ayuntamiento desde el ámbito de los bomberos. A mi entender, el más grave. Esta vez la nefasta política de personal se lleva por delante a profesionales que no tienen culpa de que políticos y técnicos miraran hacia otro lado, al contrario de la ley. Ahora, la justicia anula las bases y, por lo tanto, la selección de los cuatro últimos bomberos que ganaron la oposición libre y comenzaron a trabajar hace unos meses. Afecta a otro compañero a mayores, en este caso un interino que salió de la bolsa de empleo creada tras la convocatoria. La pregunta es qué va a pasar con estos cinco profesionales. Qué solución dentro de la legalidad hay para ellos. ¿Se les va a despedir? ¿Se va a intentar llegar a un acuerdo con ellos? ¿Se van a ver obligados a tener que pedir daños y perjuicios tras pasar una oposición que no se hizo siguiendo lo que marca la norma? ¿Nos va a costar dinero? ¿De qué bolsa de empleo se va a tirar ahora? Empieza a ser muy preocupante el ponerse a pensar en qué manos técnicas estamos en esa materia cuando se han perdido en cascada cuatro sentencias en el tema de los bomberos. A ello hay que sumar el del despido de la letrada urbanística, más otras resoluciones judiciales a mayores que no han trascendido porque así lo han querido los involucrados. Da vértigo contabilizar tantos ‘errores’ seguidos, y no extraña que se pretendan plantear cambios.
Como esto es poco, vuelve un año más el drama de las subvenciones. En esta ocasión, con el capítulo de que es imprescindible un plan estratégico. Un plan que no ‘existía’ ni era tan urgente en mayo, cuando se aprobaron los presupuestos, pero para sorpresa de todos ahora es obligatorio. Mientras, un año más, vuelve el sufrimiento de los colectivos pendientes de su llegada. Paciencia…