Es un problema medioambiental y un problema de civismo que va en aumento, en muchos casos por desconocimiento. Pero lo cierto es que si hace doce años en la Estación Depuradora municipal de Aguas Residuales de Aranda de Duero se retiraba un contenedor al año de residuos sólidos tipo toallitas y similares, en estos momentos el número se ha multiplicado por 12, llegando a lun contenedor mensual.
Una problemática importante, señala desde la concejalía de Medio Ambiente su responsable Carlos Medina, teniendo en cuenta que el tipo de residuos que llegan “son de difícil reciclaje, por su naturaleza y por la humedad acumulada”.
¿Qué es lo que más tiramos al inodoro los arandinos? Las toallitas húmedas. Esta acción provoca un gran daño. porque se deshilachan, se trenzan, y acaban obstruyendo y dañando la maquinaria.
Muchas marcas venden el producto asegurando que son biodegradables y que se pueden tirar por el váter, pero no es así. Es cierto que tienen celulosa, como el papel higiénico, pero también es cierto que no en su totalidad, ya que siguen contiendo microplásticos que hacen casi imposible su degradación en un medio natural como el agua (hasta 500 años en el medio natural), y llegan a atascar tuberías domésticas y conductos de los sistemas de depuración, complicando seriamente la gestión de residuos.
En Aranda, las toallitas han sido el principal problema del daño que se ha producido en ocasiones en las bombas y el tamiz de residuos de la EDAR de la ciudad, reduciendo la vida útil de esta maquinaria y aumentando los costes de mantenimiento y reparación que paga toda la ciudadanía. También se ocasiona un problema cuando el río se desborda y las inundaciones arrastran las toallitas desde las alcantarillas, siendo extremadamente difíciles de recoger.
“Con independencia de su marca o de su nombre comercial”, inciden desde Aqualia, la empresa que gestiona la EDAR de Aranda, las toallitas húmedas nunca deben arrojarse al urinario porque “son más parecidas a plástico o a textil que al papel”.
No deben tirarse toallitas por el inodoro, como tampoco otro tipo de restos higiénicos como bastoncillos o compresas. Porque tienen un sitio donde dejarse, en el contenedor, nunca a la red de agua. Porque “los desagües domésticos no son papeleras y usarlos como tal pueden provocar daños ambientales, económicos y en la infraestructura del agua”.
Se mejora con el aceite
Pero no todo es negativo en materia de depuración, ya que sí que se ha notado que los arandinos han dejado de tirar por el desagüe aceite, algo que supone un grave problema para la depuración de aguas en Aranda. Un litro de aceite arrojado por el fregadero puede llegar a contaminar hasta 1.000 litros de agua.
“Gracias a la conciencia ciudadana hoy es un problema casi inexistente”, señala el concejal, recordando que por la ciudad hay repartidos contenedores de recogida exclusiva de este tipo de residuo. Solo basta meterlo en una botella de plástico y, cuando esté lleno, introducirlo en uno de ellos.
Y al igual que ha pasado con el aceite, piensa Medina que se puede conseguir con el tema de toallitas. “También podemos lograr su reducción, es una cuestión de educación ambiental y cambiar costumbres”, termina diciendo.