Líneas rojas

La Arandina hace mucho que dejó de ser noticia por temas deportivos

22/10/2024 6:00 | SUSANA GUTIÉRREZ

Hay determinados asuntos que trascienden más allá de lo que es el mundo deportivo, traspasan el ambiente futbolero e irrumpen con fuerza en el interés general. La tensión vivida en la tarde de ayer en la plaza de la Virgencilla con motivo de la asamblea de socios de la Arandina CF, es uno de esos instantes que tanto inquietan a los forofos del balompié, aquellos que se sienten molestos cuando se habla de los clubes en aspectos ajenos a la crónica del partido, los fichajes, y las opiniones sobre tácticas y técnicas. La realidad es que el tema del fútbol ya hace mucho tiempo que en Aranda ha cruzado esa línea roja.  Desde dentro del club se ha hecho (y se hace) ‘política’ en muchos aspectos, por ejemplo, ignorando incompatibilidades (no sé si legales, pero desde luego morales). Ahora, se suma una evidente ruptura de la paz social que, según lo presenciado ayer, se ha vuelto del todo insostenible y peligrosa. Es inconcebible que con la cantidad de gente y la tensión que se palpaba a pocos metros, se hicieran oídos sordos en una asamblea que fue una puesta en escena con casi más votos ‘virtuales’ que reales, y pagando con gusto el peaje de los abucheos sólo con el fin de lograr seguir en el poder con la argucia de convertir el club en Sociedad Anónima Deportiva y así evitar unas elecciones. ¿Qué tendrá el poder?

Es evidente que la democracia brilla por su ausencia cuando hay más personas fuera de una asamblea que dentro, cuando se niega la entrada a socios con carné y recibo de pago, cuando el que manda cambia las normas del juego para beneficio propio, o cuando hay 61 asistentes y otros 40 votos delegados (en manos del poder) de los que no se dan explicaciones. Visto así, el relato se asemeja en demasía a cierto régimen de país latinoamericano.

Para desacreditar la protesta, algunas voces acudieron a la tan manida tesis de que los participantes no habían pisado en su vida ‘El Montecillo’.  Un argumento, en primer lugar, fácil y vacío. En segundo, poco certero en muchos casos, ya que entre los presentes había personas que han sido socios del club durante décadas, exjugadores, exentrenadores y futuros talentos. He de decir que sí chirriaba un asunto. Comparto que son los grandes damnificados, pero creo que no se debe utilizar a los más pequeños como escudo, ni colocarlos en primera línea del frente, eso ha de quedar para los adultos y sus luchas. Es más, el hecho supone dar ‘armas’ a su enemigo, la tesis que vienen defendiendo desde hace semanas, la utilización de los menores.

Confieso que la actualidad informativa me ha llevado a presenciar por primera vez una asamblea de la Arandina y he de decir que me recordó mucho a los congresos de los grandes partidos políticos. Cada cuatro años, llega la renovación de cargos y, para controlar los votos, no se deja afiliar a cualquiera, no vaya a presentar una candidatura alternativa o votar a otro que le vaya a quitar el puesto. Eso sí, con fondos del propio partido ponen al día las cuotas ‘olvidadas’ de todos aquellos afines que van a meter su nombre en la urna y afilian a hermanos, tíos, primos y demás familia (la mismita película de ayer en versión club deportivo). Le pasó hace años a una joven alcaldesa ribereña quien osó intentar plantar cara al archipoderoso presidente comarcal. Todos sabemos que, en aquel entonces, David no pudo Goliat.

Volviendo al tema de la Arandina, parece evidente que la tensión y la crispación no van a pasar sin más. Se anunciaron denuncias cruzadas. Unos por no poder acceder, otros por injurias y calumnias. Planea también la posible impugnación de la asamblea. Mientras tanto, el estadio estará cada vez más vacío, los niños seguirán sin sus camisetas, y el equipo continuará copando la actualidad por temas ajenos a los resultados. La cruda realidad.