Fantasmas...

De costes millonarios y edificios abandonados

19/11/2024 6:00 | SUSANA GUTIÉRREZ

Nuevo o renovado, esa es la cuestión. Los casi tres millones y medio de euros que ha costado la remodelación de la piscina municipal cubierta primero y, ahora, los cerca de siete millones que supondrá la rehabilitación del centro cívico Virgen de las Viñas, han vuelto a abrir el debate de si es mejor empezar de cero y levantar construcciones nuevas o gastar auténticas millonadas en renovar instalaciones obsoletas. A pesar de que el resultado ahora luzca en todo su pequeño ‘esplendor’, el coste de la piscina supuso en su día una cifra ‘escandalosa’, al invertir dinero en una instalación gafada, con demasiados parches y pequeña para las dimensiones a las que se presupone debe aspirar una ciudad como Aranda. Si eso nos parecía una cantidad desorbitada, ahora ha quedado en nada, en comparación con la futura sede de la hipotética futura universidad (para no perder unos fondos de 1,7 millones que ahora saben a poco o a casi nada). Llámenme descreída, pero como dice el dicho castellano, hasta que no vea el campus con mis propios ojos, no lo creeré… A esos siete millones se unen algunos cuantos más que llegarán para convertir en plaza el actual patio, vinculados a la ARU de Santa Catalina. El edificio de los Maestros es otro ejemplo de rehabilitación, también con ayudas y un gasto de más de tres millones, en una zona que un edificio nuevo podría haber llegado a tener más alturas. 
Las cifras que tenemos en marcha hacen tiritar, pero es mejor no poner a funcionar la calculadora para hacer cuentas de lo que va a costar levantar todo el parque fantasma de edificios que tienen el sello de propiedad municipal. El Centro de Arte Joven, con carcoma, problemas estructurales y unas dimensiones por encima de lo que marca el Plan General de Ordenación Urbana. Una Casa de la Juventud remozada para albergar por urgencia las asociaciones reubicadas por desalojo, que necesita algo que va mucho más allá de un simple y rápido lavado de cara (eso sí, mejor que se utilice). Un centro de acogida de animales que nunca jamás llegó a funcionar y quince años después es un auténtico edificio espectro. Qué decir del antiguo matadero en el polígono industrial que con su aspecto lúgubre espera con pocas esperanzas algún movimiento de futuro. Y todo ello aderezado con el albergue, o lo que fuera un albergue (mejor dicho), cerrado desde 2009 y con ningún viso de apertura inminente. 
Con este panorama, a pesar de tener multitud de propiedades, el Ayuntamiento para ampliar sus instalaciones ha tenido que tirar de alquiler de espacios a una entidad bancaria. Se va a remodelar la caja escénica de la Casa de Cultura y se necesitaba, entre otras cosas, un pequeño auditorio para los eventos menores. Necesaria, sin duda, esa reforma, aunque no hay que olvidar que Aranda debe aspirar a un auditorio en condiciones, algo que habrá que ver si entra en la lista de aspiraciones y asuntos pendientes.
Y una vez hecha la revisión a los edificios (que seguro alguno me habré dejado por el camino), mencionaré para terminar otro que se visitó la pasada semana: el nuevo hospital comarcal. Un diseño estilo HUBU en pequeño que, una vez arrancado tras casi dos décadas de espera, pretendemos que sea algo más que un edificio y pueda estar lleno de profesionales sanitarios y especialistas que den el servicio de calidad que la comarca se merece. Algo así como que las promesas que se dijeron sobre un escenario se confirmen cuando concluyan las obras y no se queden en palabras, o en propaganda. Siempre quedará la hemeroteca.