Es momento de hablar de charcos. De los reales y de los metafóricos. Las lluvias han hecho que los literales llamen la atención, copando el principal protagonismo el que se ha formado en las inmediaciones de la fuente de los Jardines de Don Diego. Esa obra que, sin duda, todos miramos con lupa, por los “sufrimientos” y desmanes, por los retrasos y sorpresas. Para ser realistas, es un tema que no da tregua ni en lo que (esperamos) sean sus últimos coletazos. No ha pasado desapercibido para los viandantes, internautas y fotógrafos casuales. Dicen, desde el Ayuntamiento, que se va a exigir a la empresa que solvente el problema que antes de recepcionar las obras, porque una vez que se cumpla ese trámite las consecuencias recaerán sobre las “espaldas” municipales. Hay voces (las más optimistas) que apuntan que es mejor que haya sucedido ahora para arreglarlo a tiempo, mientras que las posturas más pesimistas auguran que esto será la punta del iceberg de los ‘problemillas’ que irán saliendo a la luz. Esperamos que se quede en esto, pesimismo en lugar de realismo, porque estos compases nos empiezan a recordar otras obras que se tuvieron que levantar, parchear, para no terminar nunca de lucir de forma adecuada. Este es el charco literal más nuevo, hay muchos más, como las piscinas de las eras de Santa Catalina, las inundaciones que se conforman debajo de los puentes de la circunvalación este, o aquellos que cada cual tenemos en nuestro barrio por las faltas de mantenimiento.
Dejando lo literal y tirando de los metafórico. Sin duda, al mundo político le encanta meterse en charcos. El de la Fiscalía, por ejemplo. En tan sólo una semana, se quedaron en nada las aspiraciones del Partido Socialista con respecto a si había un posible delito en los aspectos que llevan a la exconcejala de Personal a dimitir. Por otra parte, casi dos años llevamos inmersos en el ‘charco’ de las liberaciones. Ya se vislumbran a la vuelta de la esquina. Después del desgaste, la impopularidad, llegará el segundo capítulo, el observar cómo se gestionan. Corren el riesgo de que el deseo cumplido se vuelva en contra, poque a partir de ese momento a los cuatro ‘afortunados’ se les empezará a mirar con lupa y a exigir resultados. Se llama efecto boomerang y tendrán que luchar en su contra. Con un hándicap a mayores, que cualquier tropiezo en lo individual, afectará de forma global. Tremendo también el ‘charco’ bilateral abierto entre el PP y la Secretaría General del Ayuntamiento. Hay una cosa que sorprende de forma mayúscula en ese asunto, más allá del rifirrafe vía escritos. Es alucinante que, a pesar de gobernar en el anterior mandato, el grupo municipal popular se entere ahora de que el trabajador tiene otras ocupaciones fuera del Consistorio, cuando ya las tenía entonces (cuando ello mandaban). En esa parte, todo apunta, a que han patinado.
El ‘charco’ de la falta de comisiones también es para hacérselo mirar. Se está negando la posibilidad a oposición de hacer su labor de fiscalización. Al igual que cuando a finales del mes de abril, se envía a los partidos políticos un correo con 2.500 documentos correspondientes a los decretos, acuerdos y resoluciones tomadas desde el día 1 de enero. Cómo era aquello de la transparencia…