
La semanita, nació como un espacio en el que se pueda exponer la realidad de Aranda de Duero pero también como un espacio donde sus ciudadanos puedan exponer aquello que desean, hoy charlo con Cesar Redondo.
César Redondo no es solo un nombre habitual en el cartel de conciertos es una de esas personas que respiran cultura por los cuatro costados. Fotógrafo, diseñador, músico… y, sobre todo, narrador de historias con alma. Su trayectoria es el mejor ejemplo de cómo en Aranda de Duero hay talento, compromiso y pasión, aunque a veces falte todo lo demás: espacios, apoyo o reconocimiento.
En esta entrevista nos abre la puerta a su universo creativo, pero también al pulso cultural de una ciudad que, como él mismo reivindica, “necesita dejar de ver la cultura como un gasto”. Porque César no solo crea, también analiza, propone, construye y sueña con una Aranda más viva, más musical, más implicada con su gente joven y sus artistas. Y no es solo cuestión de pedir, sino de hacer —como él ha hecho—. Desde los escenarios de la Plaza del Trigo hasta los locales de ensayo de La Colmena, su cámara y su voz han sido testigo de lo que funciona… y de lo que aún está por hacer.
¿Su mensaje a la juventud? Claro y directo: “Que se junten, que se equivoquen, que graben con lo que tengan. La experiencia viene de hacer, no de esperar”. Y nosotros, tras leerle, solo podemos sumar una cosa más: que ojalá Aranda escuche.
-Para quien no te conozca todavía, ¿cómo definirías lo que haces?
-Me dedico a contar historias a través de imágenes y sonido. Trabajo en el mundo audiovisual: hago fotografía, vídeo, música... y a veces todo a la vez. Me gusta pensar que soy una especie de artesano digital que va contando historias y dejando algo de magia en cada proyecto.
-Llevas muchos años vinculado a la música en Aranda de Duero. ¿Recuerdas cuál fue tu primer contacto con este mundo?
-Uf, sí. Mi primer contacto fue como público, en algún concierto de las fiestas de Aranda, flipando con lo que pasaba en el escenario, y luego ya como técnico, trabajando de prácticas en el Teatro Principal de Burgos, ahí fue mi entrada de lleno en un mundo que me apasiona, al que le ha seguido trabajar con Carson mano a mano en el escenario mítico de la Plaza del Trigo.
De ahí a querer sentir también lo que es conectar con el público tocando ya sea con mis canciones o con versiones de bandas que me gustan.
-Has trabajado tanto encima como haciendo fotografías en el escenario. ¿Con qué te quedas?
-Con la energía del directo. Tanto si estás tocando como si estás detrás de la cámara, hay algo mágico en cada concierto. Pero si tengo que elegir… me quedo con tocar. Lo que pasa ahí arriba no se puede replicar con nada.
-¿Cómo ves actualmente la escena musical en Aranda de Duero? ¿Hay relevo generacional o estamos perdiendo chispa?
-Veo mucha gente joven con talento, pero falta impulso. Las ganas están, pero faltan espacios, oportunidades y referentes cercanos. Quizás también falta un poco de apoyo del público en general y de las instituciones para lograr tener bandas con trascendencia nacional.
Sería increíble a modo de publicidad para nuestra villa. Solo hay que ver a La M.O.D.A., que llevan el nombre de Burgos allá donde van.
-¿Qué crees que le falta a Aranda de Duero para que los grupos de música puedan desarrollarse mejor?
-Un circuito real. No vale con un par de conciertos al año. Hace falta continuidad, espacios accesibles para ensayar, formarse y tocar, y apoyo institucional que no se quede solo en actividades sueltas de relleno.
-¿Qué espacios hay ahora mismo para ensayar, grabar o tocar? ¿Son suficientes?
-Hay locales de ensayo, como los de La Colmena; estudio profesional como NEO; y por suerte algunos bares que siguen apostando por la música en directo de vez en cuando, aunque no siempre sea rentable, pero ayuda a dinamizar el ocio durante el año.
Creo que no son suficientes. Hace falta un espacio público, gestionado con cabeza y cariño, que no sea ni un favor ni una odisea usarlo.
-¿Y qué pasa con las oportunidades para actuar en directo? ¿Crees que se da visibilidad real a las bandas locales?
-Depende. Si conoces a alguien, si ya has tocado, si “encajas”. Pero hay muchos grupos que se quedan fuera, simplemente porque no tienen un escaparate o una oportunidad. Hay más talento del que se muestra.
-Si pudieras pedirles una sola cosa a las instituciones locales para mejorar la vida musical de Aranda de Duero, ¿cuál sería?
-Un plan a largo plazo. Que no piensen solo en fiestas o para rellenar huecos. Que apuesten por la música como parte del tejido cultural y económico.
-De todos los proyectos en los que has participado, ¿cuál te ha marcado más personalmente?
-Es difícil elegir… pero diría que Temporal, por lo que ha significado y significa compartir escenario con mis amigos y pasármelo fetén cuando ves al público disfrutar.
Es una sensación que no tenía cuando tocaba solamente mis canciones. Hacer temas propios ha pasado un poco a segundo plano, aunque sentir que puedes emocionar a alguien con algo que has creado tú es muy chulo.
-¿Qué te queda por hacer en Aranda de Duero a nivel musical o cultural? ¿Tienes alguna espinita o sueño pendiente?
-Seguir trabajando en algo que me apasiona y poder vivir de ello es realmente un sueño cumplido.
-Para terminar: si pudieras lanzar un mensaje a los chavales que están empezando a tocar o grabar, ¿qué les dirías?
-Que no esperen a tenerlo todo perfecto para empezar. Que se junten con gente, que se equivoquen, que graben con lo que tengan. La experiencia viene de hacer, no de esperar.
-¿Quieres hacer una reivindicación?
-Sí: que se deje de mirar a la cultura como un gasto y se empiece a ver como lo que es: una inversión en comunidad, en identidad y en futuro.
Imagen: @Rodrigo Mena