El callejero Arandino manchado de sangre

04/09/2025 14:11 | Elena Abajo

Aranda de Duero conserva, en pleno corazón urbano, un Pasaje Primo de Rivera. No es un fantasma del callejero: existe, figura en mapas y guías, y cualquier vecino puede ubicarlo entre los Jardines de Don Diego y la Bajada del Molino. Mientras España presume de leyes de memoria, Aranda de Duero mantiene una etiqueta que, a ojos de muchos, sigue sonando a franquismo.

La Ley 52/2007, pionera en retirar símbolos y menciones de exaltación del golpe, la guerra y la dictadura, y la Ley 20/2022 de Memoria Democrática, que amplía el foco a topónimos y denominaciones de centros y vías públicas, deberían haber despejado toda duda hace tiempo. El artículo 35 de la ley vigente no deja margen: los elementos contrarios a la memoria democrática incluyen “las referencias realizadas en topónimos, en el callejero”.

¿Entonces por qué sigue ahí? En 2020, el Ayuntamiento remitió al Senado una resolución negándose a cambiar la denominación. El argumento municipal es histórico: el pasaje no aludiría ni al dictador Miguel Primo de Rivera ni a José Antonio, fundador de Falange, sino a Fernando Primo de Rivera y Sobremonte, capitán general de Burgos en el siglo XIX. Se aporta incluso hemeroteca de 1874 —cuando vecinos “liberales” rebautizaron la entonces Plaza del Obispo— y se concluye que no procede aplicar el artículo 15.1 de la Ley 52/2007. Es decir: no habría connotación franquista que retirar.

El razonamiento es jurídicamente defendible, pero políticamente insuficiente. La propia jurisprudencia discute desde hace años qué es “exaltación” a efectos del artículo 15: si exige una apología inequívoca o basta la proyección honorífica de nombres asociados a la dictadura. La Ley 20/2022 ensancha el terreno y llama a retirar “referencias en el callejero” que funcionen como legitimación simbólica. La interpretación estricta lava la conciencia; la interpretación democrática limpia el espacio público. Mantener “Primo de Rivera” (aunque el expediente rescate a un tataratío del fundador de Falange ya que , Fernando Primo de Rivera y Sobremonte era tío abuelo de José Antonio Primo de Rivera) perpetúa la ambigüedad,¿no sería mejor cambiarla el nombre y borrar el rastro de sangre que dejo la dictadura en toda la Ribera?

No es un debate nuevo. En 2016, el abogado y activista Eduardo Ranz pidió formalmente al Ayuntamiento cambiar el nombre del Pasaje Primo de Rivera y suprimir, de paso, la mención al Generalísimo Franco que aún pervivía en el callejero. Ocho años después, España cuenta con una ley más clara… y Aranda de Duero con el mismo pasaje.

El problema es más amplio que un pasaje. En 2022 se documentó que el callejero arandino mantenía todavía vías dedicadas a figuras del período, como Calvo Sotelo en La Aguilera, un síntoma de la lentitud con que Castilla y León ha abordado este saneamiento simbólico.¿De verdad queremos que la toponimia del municipio siga educando así a nuestros hijos e hijas en el franquismo y la dictadura que asesino, maltrato y violo a sus bisabuelos y bisabuelas?

Por último sería injusto no reconocer avances (aunque queden muchos). En 2024 se elevó al pleno una moción para retirar a Francisco Franco la Medalla de la Villa de 1960; en mayo de 2025, el Ayuntamiento colocó una placa en homenaje a la última Corporación republicana y a las víctimas del franquismo, y anunció la revocación de honores al dictador y a responsables de la represión en la comarca.